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—Cha Hyunsoo... —decía, en un hilo de voz.
El chico, cuyo aspecto estaba ahora demacrado, lleno de sangre y cortes, fue capaz de escuchar el susurro de la pobre chica, que aún temblaba de frío. Pues la ropa que llevaba estaba hecha jirones, cosa que permitía ver la piel de la joven bajo su camiseta de tirantes. También llena de arañazos y manchas de sangre, una que probablemente no era suya.
El frío que hacía en la habitación era el culpable del temblor en los labios de aquella chica, que ahora tenía el pelo corto y algo mejor arreglado.
Cha Hyunsoo se giró a verla. Y admiró por última vez el cuerpo de la chica que hacía que se estremeciese por dentro.
—Park Hyori... —decía él en el mismo tono.
Una ráfaga de viento entró en aquella sala, que anteriormente había sido la entrada de Green Home. Ese viento hizo que Park Hyori diese dos pasos hacia atrás, impulsada por el frío y la nieve que entraba en el edificio.
Ambos se miraban como si tuvieran que decirse algo el uno al otro. Pero esto era falso.
Porque Cha Hyunsoo no quería decirle nada a Park Hyori. Sin embargo, Park Hyori sí quería decirle muchas cosas a Cha Hyunsoo.
Él dejó de mirar a la chica, preparado para irse.
El silencio entre ambos fue repentinamente interrumpido por un sonido líquido. Como cuando se forma un charco de agua, que va en aumento por las gotas de lluvia que caen en este.
Pero ese charco no era de agua.
Sino de sangre.
Sangre que salía disparada de la nariz de Park Hyori.
Y ese sangrado era malo. Era la peor señal que podrías recibir.
Aunque, para su suerte, Cha Hyunsoo no se dió cuenta de esto.
—No te vayas. Por favor. —decía Hyori, tapando su sangrado con la mano, aunque de forma inútil.
—No hay otra opción. —respondió él.
La de pelo corto no podía hacer nada para evitarlo. Era lo que él debía hacer.
«Es tu culpa Hyori.» «Siempre ha sido tu culpa.» «Todo lo que le pasa a Hyunsoo.» «Todo eso es tu culpa.» «Sólo tuya.»
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