POESIA MEDIEVAL

Amor medieval

En el crepúsculo dorado, donde el sol se postra,
dos almas entrelazadas, danza celestial, rastro.
En la era medieval, amor como corona,
tejiendo en versos antiguos, la epopeya que entona.

Cabalgamos por campos de ensueño y armonía,
juramentos etéreos, promesas en sinfonía.
Con risas como lanzas y miradas de ternura,
forjamos un destino, poesía en la aventura.

Bajo el manto lunar, de plata reluciente,
entrelazamos las manos, dulce pacto persistente.
Bajo cielos de testigos, estrellas como velas,
emprendemos un viaje, amor que no revela.

Cada paso, un pergamino en el viento grabado,
nuestro cuento eterno, en páginas del pasado.
Que nuestras almas sigan danzando, melodía serena,
en este viaje perpetuo de amor, eterna verbena.

En la penumbra del castillo, susurros de romance,
las murallas guardan secretos, danzan en la fragancia.
Bajo arcos de piedra, testigos de nuestro lazo,
unimos nuestras almas, en cada abrazo.

En el atrio del tiempo, donde suspiros resuenan,
tejemos en el tapiz del destino, promesas que nunca envejecen.
Con la luz de las antorchas iluminando nuestro andar,
descubrimos juntos los misterios que el amor puede desvelar.

En la mesa de la vida, banquetes de emociones se sirven,
cada desafío es un banquete, en el que nuestras almas se escriben.
La pluma del destino escribe en pergamino dorado,
nuestra historia perdura, en cada paso marcado.

Bajo el cielo estrellado, en el jardín de ensueño,
flores de pasión florecen, mientras el viento es dueño.
De este amor que crece, como un río sin final,
una rapsodia eterna, en la era medieval.

Así, en cada página de esta historia que labramos,
nuestro amor persiste, como los versos que entonamos.
Que la melodía de nuestra unión resuene en cada rincón,
una rapsodia eterna, un amor que nunca se extinga, ni un segundo.