La carta

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Querido diario:

Ya habían pasado algunas semanas. Los videojuegos estaban a salvo... por ahora. La ONU no había dicho nada oficial. Pero bueno, yo estaba acabando de llegar a la escuela, afortunadamente junto con Adam.

—Sigo creyendo que ese chico está saliendo con Briana— siguió contando —Me parece sospechoso.

—Deja de comportarte como hermano celoso— le dije riendo.

—Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?— preguntó.

Volví a reír, era un buen punto. Entramos al aula que nos tocaba, la de educación física. La profesora dijo que hoy nos tocaba la clase de baloncesto, y que dejáramos nuestras mochilas en el salón.

—Profe— la llamó Enrique —¿Qué pasa si alguien se roba algo de nuestras mochilas?

Adam se acercó a mí —Es un buen punto— susurró.

—¿Y dónde planean dejarlas?— preguntó la maestra —¡Muévanse!

Yo simplemente obedecí, aunque era probable que alguien se robara algo de nuestras mochilas. La maestra nunca cierra la puerta del aula.

—¿Usted volverá a salvarnos, señorita detective?— preguntó Adam, con algo de burla.

Reí —Pues, claro— contesté.

Él sonrió y fuimos al patio de la escuela. Ahí la maestra nos puso a correr alrededor del patio varias veces. Yo no estaba cansada, pero no quería hacer sufrir a mis compas, y menos a Adam: él sí la estaba pasando mal (digan "no" al feminismo :v).

Bueno, pasaron cerca de 30 minutos que se habían sentido como una eternidad. Para suerte de todos, la maestra decidió dejar el resto del entrenamiento para la siguiente clase, así que volvimos al salón.

—Vamos, Adam— le dije a mi amigo antes de entrar al aula —Sólo fueron 45 vueltas, no es para tanto.

Él respiraba agitadamente —Dilo... por ti...— dijo entre respiraciones —Perdí la... cuenta cuando llevaba... 83 vueltas.

Yo me reí, sentía un poco de pena por él, la profe era en cierto modo feminista. Bueno, entramos al aula. Me dirigí rápidamente a mi asiento con Adam siguiéndome.

—Fíjense a ver si les robaron algo— le dije a mis compañeros.

Todos revisaron y al parecer a nadie le robaron nada, eso me alivió. Entonces, luego de revisar mi mochila, sentí un papel en mi mano. Lo saqué de la mochila y vi que era una carta.

—¿Desde cuándo escribes cartas?— preguntó Adam burlándose.

—Yo no la escribí, estaba en mi mochila— respondí, y él me vio confundido.

Me miró ansioso —Bueno, ¿y qué dice?

La abrí y comencé a leer junto con Adam.

"Mi querida Bridgette, la verdad nunca he escrito una carta de este tipo, pero por ti lo estoy haciendo. Quiero que sepas que para mí eres la chica más extraordinaria y perfecta del mundo. Me encanta tu forma de ser, tus ojos, tu sonrisa.... ¡Literalmente todo! Ojalá pudiera decirte todo esto en persona, pero me da mucha pena. Sé que no sientes lo mismo por mí, y aún así me estoy animando a escribirte esto. En fin, me gustas.

-Alguien :)".

Adam se rió al leer lo último, yo lo miré mal. Pero la pregunta que no salía de mi cabeza era: ¿quién había escrito esa carta?

Mi amigo me miró pícaramente —Me parece que alguien está por tener una historia de amor— dijo riendo.

Negué con la cabeza —Soy asexual, aromática o como quieras llamarlo— él me vio sorprendido.

🌙𝑺𝒕𝒓𝒐𝒏𝒈 𝑾𝒆𝒂𝒕𝒉𝒆𝒓 𝟐🌙| 𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora