Addiction and not love [KTH-JJK]

01

En mí próxima vida al menos quisiera sentir que fui lo suficiente para tí Alfa.

Su peor pecado será lastimar y provocar sufrimiento en el Omega que le ha regalado sus mejores sonrisas.

Corea del Sur.

Seúl.

3 años después.

"Realmente, lo siento, se me hizo tarde"

Dijo disculpándose desde la puerta.

Atreviéndose a pasar a la sala de estar confundido, al no escuchar respuesta por parte de su mejor amigo un Omega de ojitos de Bambi bien hermosos el cual no había ido a recibirlo por su llegada.

Oh...

Era extraño. Misterioso.

"¿Estás aquí?" pregunto escudriñando la amplia habitación de la mansión. "Hoy traje galletas con chispas de chocolate las preparé yo y están muy ricas. ¿Dónde estas?"

Inquirió inquieto el Omega de melena rubia.

"¿Jeon Jungkook?"

Alzó la voz para qué el susodicho lo escuchará y viniera a su encuentro, sabía que el bonito azabache era amante de las galletas de chocolates, así que trato de chantajearlo con eso para que viniera, pero ni un solo rastro del tierno y pequeño Omega.

Park Jimin lo había ido a visitar como todos los días, ya es de costumbre estar a las nueve de la mañana en la casa del menor, haciéndole compañía, platicando o haciendo cualquier cosa para matar el aburrimiento.

Debido a que su Alfa trabaja ocho horas diarias al día como empresario, dejándolo completamente solo también en casa, sin embargo, sabía que su Alfa lo amaba demasiado y que siempre quería lo mejor para él.

No renegaba de él porqué tenía
el amor y el cuidado que siempre deseo.

Lo contrario al pequeño azabache.

Así que allí estaba pisando el piso de la mansión Kim buscando a su mejor amigo.

Aunque hoy se retrasó un poco más de lo normal por estar estancado en el tráfico durante una hora.

Tocando con fastidio la ruidosa bocina del auto, para qué por lo menos lo dejarán avanzar siquiera un poco, sin embargo, aquello no para nada funcionó.

Además tenía su celular apagado por quedarse sin bacteria y lo peor es que olvidó el dichoso cargador en su departamento.

¡Ashh!, suspiro molesto en el interior de su automóvil.

Así que si llego tarde esperando que el pequeño y dulce Omega con olor a frambuesas no se molestara por no avisarle su inesperada demora.

La ayudante de la mansión Kim fue tan amable abriéndole la puerta, dejándolo ingresar a la residencia y desde que llegó ha estado buscando.