Nanami era un estudiante de la academia jujutsu, una escuela secreta donde se enseñaba a combatir a las maldiciones, entidades malignas que nacían de las emociones negativas de los humanos. Nanami era uno de los mejores alumnos de su clase, y tenía el objetivo de convertirse en un exorcista de primera clase, capaz de enfrentarse a las maldiciones más peligrosas.
Yuji era una estudiante de una escuela normal, una chica común y corriente que no sabía nada sobre las maldiciones ni la existencia de la academia jujutsu. Yuji era una chica simpática y sociable, que disfrutaba de su vida escolar y de sus amigos. Yuji tenía el sueño de viajar por el mundo y conocer otras culturas.
Un día, el destino hizo que Nanami y Yuji se cruzaran en la calle, cuando Nanami estaba persiguiendo a una maldición que había escapado de la academia. Nanami estaba tan concentrado en su misión que no se fijó en Yuji, y la empujó sin querer, haciéndola caer al suelo. Yuji se levantó enfadada, y le reclamó a Nanami por su falta de educación. Nanami se disculpó rápidamente, y siguió su camino, sin darle mayor importancia al incidente.
Pero Yuji no se quedó conforme, y decidió seguir a Nanami, movida por la curiosidad y el orgullo. Yuji quería saber quién era ese chico tan raro y grosero, y por qué parecía tan apurado. Yuji siguió a Nanami hasta que llegó a un callejón oscuro, donde vio algo que la dejó sin aliento: Nanami estaba luchando contra una criatura horrible y monstruosa, que tenía forma de serpiente y colmillos afilados. Era una maldición.
Yuji se quedó paralizada por el miedo, y no pudo evitar gritar al ver la escena. Nanami se distrajo por un momento, y la maldición aprovechó para atacarlo por la espalda. Nanami se giró a tiempo, y logró esquivar el golpe, pero la maldición no se dio por vencida, y se lanzó hacia Yuji, que seguía en shock. Nanami reaccionó rápido, y se interpuso entre Yuji y la maldición, protegiéndola con su cuerpo. Nanami sacó una daga de su cinturón, y le clavó la hoja en el cuello a la maldición, haciéndola desaparecer en una nube de humo.
Nanami se aseguró de que la maldición estuviera muerta, y luego se volteó hacia Yuji, que lo miraba con una mezcla de terror y admiración. Nanami le preguntó a Yuji si estaba bien, y le dijo que no debía haberlo seguido, que era muy peligroso. Yuji le dijo que lo sentía, y le agradeció por salvarla. Yuji le preguntó a Nanami qué era esa cosa, y qué estaba haciendo. Nanami le dijo que era una maldición, y que él era un estudiante de la academia jujutsu, una escuela donde se entrenaba a exorcistas de maldiciones. Nanami le dijo que no podía contarle más, que era un secreto, y que debía olvidar lo que había visto.
Yuji se quedó sorprendida por la revelación de Nanami, y sintió una curiosidad irresistible por saber más. Yuji le dijo a Nanami que no podía olvidar lo que había visto, que quería saber más sobre él y sobre su mundo. Yuji le dijo a Nanami que le parecía muy interesante y valiente, y que quería ser su amiga. Nanami se quedó sin palabras, y no supo qué decir. Nanami nunca había tenido una amiga como Yuji, y no sabía cómo tratarla. Nanami le dijo a Yuji que no podía ser su amigo, que era muy peligroso, y que debía alejarse de él.
Pero Yuji no se dio por vencida, y siguió insistiendo a Nanami, hasta que logró convencerlo de que le diera su número de teléfono. Yuji le dijo a Nanami que lo llamaría pronto, y que esperaba verlo de nuevo. Yuji se despidió de Nanami con una sonrisa, y se fue, dejando a Nanami confundido y nervioso.
Así comenzó una extraña amistad entre Nanami y Yuji, una amistad que pronto se convertiría en algo más. A lo largo de los días, Yuji llamó a Nanami varias veces, y le envió mensajes de texto, invitándolo a salir, a comer, a ver una película, a pasear por el parque. Nanami al principio se resistió, y le dijo que no tenía tiempo, que estaba ocupado, que tenía que estudiar. Pero Yuji no se rindió, y siguió insistiendo, hasta que logró que Nanami aceptara salir con ella.
Nanami y Yuji empezaron a salir juntos, y se fueron conociendo mejor. Nanami le contó a Yuji más sobre su vida, sobre la academia jujutsu, sobre las maldiciones, sobre sus compañeros, sobre sus maestros, sobre sus misiones. Yuji le contó a Nanami sobre su vida, sobre su escuela, sobre sus amigos, sobre sus hobbies, sobre sus sueños. Nanami y Yuji se dieron cuenta de que tenían mucho en común, a pesar de sus diferencias. Ambos eran inteligentes y curiosos, ambos eran leales y honestos, ambos eran valientes y generosos.
Nanami y Yuji se divirtieron juntos, se rieron juntos, se apoyaron juntos, se abrazaron juntos, se besaron juntos. Se enamoraron.
Pero no todo era felicidad para Nanami y Yuji. Su relación era un secreto, y no podían contárselo a nadie. Nanami temía que si alguien se enteraba de que él salía con una chica normal, lo castigaran o lo expulsaran de la academia. Yuji temía que si alguien se enteraba de que ella salía con un exorcista de maldiciones, la atacaran o la secuestraran. Además, Nanami y Yuji tenían que enfrentarse a los peligros de las maldiciones, que no dejaban de acecharlos. Nanami tenía que arriesgar su vida cada vez que salía a una misión, y Yuji tenía que vivir con el miedo de perderlo.
Nanami y Yuji se preguntaron si su amor era posible, si podrían superar todos los obstáculos, si podrían tener un futuro juntos. O si tendrían que renunciar a su amor, y separarse para siempre.
Esta es la historia de Nanami y Yuji, una historia de amor, de secretos, de aventuras, de riesgos, de esperanzas.