Arrepentimiento

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 El rey Roham se encontraba en unas de las torres del castillo de Hyrule observando a la lejanía el monte Lanayru donde probablemente estuviera su hija Zelda meditando en la fuente de la sabiduría, el reino dependía de que ella tuviera éxito en aquel lugar, debía lograr despertar sus poderes, se lo había dejado muy claro días anteriores. Dedicación, concentración, determinación eran las palabras que siempre le repetía a su hija, esas eran las claves para despertar su poder interior ( o al menos eso era los que él creía), no importaba nada más... Cosas como las reliquias de los sheika, los guardianes, las flores del reino y cosas como esas eran una completa pérdida de tiempo y eso también se lo había dejado claro.

Miles de pensamientos cruzaban su mente en ese momento, por momentos pensaba en ir a la biblioteca del castillo, hacia aquel cuarto escondido donde podría escribir en su diario los pensamientos que lo atormentaban, eso siempre lo ayudaba a calmarse, tal como hizo esa mañana... "Tal vez he sido muy duro con ella" recordaba haber escrito aquella vez, pensaba en disculparse con Zelda por exigirle demasiado, pero sabía que era necesario hacerlo, por el bien del reino.

De repente, el suelo empezó a temblar violentamente, una nube rojo oscuro cubrió el aire, malicia brotó por todas partes del castillo y luego... luego un rugido de un ser infernal, indicó al rey que aquel momento había llegado, Ganon el Cataclismo había vuelto a resurgir.

¡Majestad!, tenemos que irnos, el castillo está bajo ataque, muchos soldados han caído - dijo un soldado de la escolta personal del rey Roham, se notaba en su estado que había tenido una fuerte batalla, pero eso era imposible o ¿no?, solo pasaron unos cuantos minutos, es díficil de creer que el castillo fuera invadido por enemigos tan rápidamente.

No pierda la calma soldado, lo más importante es que salgamos de aquí, además los guardianes nos protegerán -  dijo Roham tratando de calmar al soldado, pero eso solo pareció desesperarlo aún más - Mi señor, los guardianes se han vuelto en nuestra contra, nos atacan sin misericordia y han empezado a atacar la ciudadela- respondió el soldado, cosa que el rey no podía creer pero justo antes de que pudiera decir algo una fuerte explosión se produjo cerca de ellos y lo que vio no pudo creerlo, efectivamente era un guardián, uno de los aéreos, tenían un color diferente a los que él había visto, era rojizo como la malicia. "No puede ser, se ha apoderado de ellos" dijo en su mente, ese disparo le permitió ver la cuidadela y la parte inferior del castillo, miles de guardianes atacaban a todo lo que se ponía en su camino, disparos a diestra y siniestra sin parar - Tenemos que irnos ya!! Antes que vengan más - gritó el soldado, tomando de su brazo y sacándolo de sus pensamientos, tomo su mandoble real y siguió a su escolta para escapar de ese lugar.

Ahora estaban en la sala del trono, habían sido arrinconados como ratas, cada intento de escapar había sido en vano, su única opción era un pasillo secreto que se encontraba en ese lugar y que los dejaría fuera del castillo. Se trataba de una ruta de escape que conectaba con varias zonas del castillo y para su suerte estaba despejado aunque no sabían por cuanto tiempo más. Sin perder tiempo se adentraron al pasillo, se movieron los más rápido que pudieron y al poco tiempo llegaron a un costado de la zona externa del castillo, ya solo les tocaba ir al portón principal y recorrer la ciudadela, parecía imposible pero habían llegado hasta allí, no podían rendirse ahora - Majestad en lo alto de la pared! Es un guardián - gritó uno de los soldados que iban con Roham, dirigió la mirada hacia donde apuntaba y vio al guardián, pero lo raro era que no les apuntaba a ellos, sino que apuntaba a alguien más, para ser precisos a dos personas e inmediatamente el rey los reconoció, eran nada menos que Zelda y su caballero personal, Link.

Sin escuchar los que sus soldados decían corrió rápidamente hacia aquel guardián y le asestó un golpe horizontal con su mandoble real dejándolo fuera de combate pero solo por unos breves momentos. Escuchó a su hija llamarlo y a Link a punto de ir a ayudarlo, sin embargo por más admirable que le pareciera el gesto del caballero, eso no era lo que debía hacer en ese momento, había algo mucho más importante - ¡Link! caballero guardián de la princesa, recuerda cual es tu deber - dijo el rey en un tono autoritario y serio al espadachín, tal como esperaba este comprendió el mensaje y se llevó a la princesa, estaba dándoles la espalda para que no vieran el dolor que tenía en su rostro en ese momento, escuchaba como su hija gritaba por él, cosa que lo hizo sentir peor sabiendo que muy probable no la volvería a ver, no podría disculparse y reconciliarse con ella. Pudo escuchar como el guardián que había derribado hace unos escasos momentos se levantaba, aparecieron otros dos, todos los apuntaban a él y a sus soldados, no había escapatoria, ya no, cerro los ojos y en voz baja pronunció unas últimas palabras - Por favor, cuídala.

Los guardianes dispararon, provocando una gran explosión, por desgracia a diferencia de la línea alterna (Hyrule Warriors: Age of Calamity), el rey no poseía aquel escudo de guardián, por lo que no hubo nada que los protegiera de los tres disparos. Lo siguiente que sabía Roham, era que se encontraba tirado en el suelo, sentía un dolor insoportable por todo el cuerpo, abrió sus ojos con dificultad a causa del dolor, solo para ver a sus soldados gravemente heridos y agonizando, su mandoble estaba destruido, los guardianes se habían retirado. Intento levantarse, pero sintió que algo le agarró violentamente una de sus piernas, quebrándosela a lo que el solo pudo gritar de dolor, luego sintió que lo levantaban por ese misma pierna quedando de cabeza, quedó mirando a la bestia que lo tenía atrapado, era un centaleón. El centaleón lo sujetaba con uno de sus brazos sin ningún problema y con el otro empuñaba su espada, se disponía a darle golpe de gracia cuando una voz endemoniada lo detuvo - No, tráemelo. Quiero ser yo quien acabe con él, a los otros los pueden matar - al terminar de hablar el dueño de esa voz, el centaleón procedió a guardar su espada y a retirarse con el rey como prisionero. Lo último que pudo ver fue como un grupo de lizalfos, bokoblins y moblins se dedicaba a golpear y rematar a los tres soldados que habían caído junto al rey. Roham no sabía si era por que se alejaba de aquel lugar o si era porque ya habían muerto, pero dejó de escuchar los gritos de sufrimiento de aquellos soldados, cosa que el rey no sabía si sentirse aliviado o destrozado. Sentía arrepentimiento por muchas cosas: por su pueblo, por aquellos soldados y todos los demás que habían muerto tratando de protegerlo, por no poder haber hecho más y principalmente por que no podría volver a ver a Zelda.

La tortura del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora