The Pink Room: Mr Kitty's House

Capitulo I: Mi caramelo

-- Cuatro paredes pueden decir mucho más que una misma pintura, pues los lugares transmiten sensaciones de la misma forma que las imágenes. Existen lugares fuera de la realidad, lugares que nunca debieron descubrirse o si quiera existir. El miedo, la rareza y la carencia de lógica dominan esta línea recta, y probablemente infinita de ambientes generados aleatoriamente fuera de la realidad, o mejor conocidos como, Backrooms...

"Si no tienes cuidado y sales fuera de la realidad en las áreas equivocadas, terminarás en los Backrooms, donde no hay más que el olor de las alfombras viejas y húmedas, la demencia monótona de las paredes amarillas, y el zumbido interminable de las luces fluorescentes a un volumen insano, mientras que aproximadamente seiscientos millones de millas y kilómetros de habitaciones vacías segmentadas al azar están ahí para perderte y dejarte atrapado. Dios se apiade de ti si escuchas algo deambulando cerca, porque seguro que ya te ha escuchado..."

Ese es el típico sermón que te dan los de la División M.E.G. cuando descubren que has viajado en los backrooms, o en mi caso, cuando descubrieron que yo era la única entidad híbrida con rasgos humanos y razonamiento lógico, analítico y emocional. Soy un paria, único en mi especie, en una tenue línea entre la especie humana y... una entidad cualquiera.

Conozco varios niveles, he viajado a través de ellos, cada vez volviéndome más inhumano; esta es una suerte que no le desearía ni a mi peor enemigo, puesto a que la sola existencia de estos lugares, -- si es que así se les puede llamar. - responde a las preguntas más perturbadoras del ser humano. ¿Nunca te lo has preguntado?; "¿Qué hay más allá de las cuatro malditas paredes?" "¿Estamos solos, los humanos?" "¿Los monstruos existen?" "¿Los sueños son algo real o son solo un producto de la imaginación humana?"...

Ya que has leído al menos dos párrafos, estás sentenciado al mismo destino que yo. Los que desconocen las historias de quienes regresaron de un backroom, están condenados a repetirlas, aun así, no tienes por qué ser parte de este ciclo infinito.

No soy completamente humano, pero tú sí... puedes evitar el destino que muchos hubieran deseado que les advirtieran, pues la membrana que cubre la realidad humana es algo realmente delgado. Estos sitios no son nada bonito...--

15 de septiembre del 2011

Sus ojos color avellana estaban enrojecidos por lágrimas, ella trataba con todas sus fuerzas de jugar con sus muñecas de porcelana; un débil intento por ignorar aquel ruido en la cocina. Escuchaba el seco y frío crujir de platos rotos, la voz ronca de su padrastro contrastaba demasiado con el ruido de la lluvia precipitada.

Él le gritaba a su madre, recordaba ese ruido aunque no podía comprender lo que decía. Rebecca para ese entonces era una pequeña niña que empezaba a creer que los monstruos eran reales y no precisamente como los describían en los cuentos de terror. Habían muchos ruidos esa noche; el de la rockola en la sala de estar, las incontables gotas de lluvia...

Un grito desgarrador fue lo único que no pudo ignorar, el cual fue precedido por un brutal silencio que solo acortaba su esperanza de vida. Rebecca no se atrevía a bajar más de dos escalones hacia la cocina, el pánico petrificaba cada frágil sentido de su cuerpo infantil, no podía huir, pero sí esconderse. Ella apretaba con fuerza a su conejito de felpa, Vonnie, observando la puerta de su habitación cuyo picaporte se agitaba. Su padrastro subió las escaleras, el aroma a alcohol tenía una densidad asquerosamente fuerte, creía ahogarse en aquel aroma tan intenso... Al instante ella se escondió en su armario blanco de abedul tallado, casi rezando por serle invisible a su padrastro, tan invisible como había sido para él en aquellos cinco años de vida.

-- ¡¿Dónde estás, pequeña mugrosa?!...-Gritó el hombre con voz ronca desde la puerta de la habitación grisácea. - Eres Igual a tu madre. - Esas palabras hicieron eco en la habitación, sin ninguna respuesta.