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– Ese maldito, le dije puntual y ya son las 3:04, cuatro minutos de retraso– Beomgyu trataba de mantener la calma, no le gusta la impuntualidad y aunque solo eran 4 minutos, para él era media hora.

Un par de minutos después se escucho el timbre resonar por toda la casa, se dirigió a la puerta de la entrada y la abrió viendo a él chico peliazul – Vaya, ya era hora– Se hizo a un lado dejando pasar al chico.

– Solo fueron ¿Que? ¿6 minutos? no es para tanto rosita fresita– Hablo el peliazul dejando sus zapatos en la entrada y siguiendo al pelirrojo hasta la sala.

– 6 valiosos minutos, ¿sabes todo lo que pudimos hacer en esos 6 minutos?– Reclamo Beomgyu abriendo su laptop y sacando sus demás cosas para comenzar con su trabajo.

– Lo importante es que llegue ¿No?– Yeonjun saco de igual manera sus cosas esperando a que el pelirrojo dijera la forma de trabajar.

– Como sea, cada uno hará la primera presentación de su carrera y luego juntos haremos el otro documento de como se relacionan – señalo el chico a lo que el otro asintió – Para hoy – finalizó y su acompañante al escuchar eso se sorprendió un poco ya que no pensaba que pidiera eso para ese mismo día.

A pesar de eso, ambos chicos se pusieron a trabajar cada quien es su primer archivo, todo iba bien hasta que a Beomgyu le entró un poquito la curiosidad para ver el documento del chico.

– ¿Pero que es esa creatividad Yeonjun? ni color tiene tu presentación – exclamó Beomgyu al ver la poca creatividad del chico.

– ¿Que tiene? es solo una presentación y ya – justifico el chico sin entender el porque del drama de BeomGyu.

– ¿Es que acaso no sabes combinar colores? – Agarro su laptop girandola para que el chico viera su presentación.

– Bueno, ¿De quién es la presentación? ¿Tuya o mía? – Yeonjun lo juzgo un poco con la mirada, aunque a Beomgyu le había quedado bien no permitiría que su trabajo quede en ridículo – Además los profesores a este nivel no se fijan en la decoración – Yeonjun trato de terminar la plática pero Beomgyu no quería dejar eso así.

– Pero no te cuesta decorarlo tantito, dejame ayudarte con la decoración, me causa un tic ver eso – Beomgyu forzó un tic en su ojo derecho.

– Pues no lo veas – el peliazul le saco la lengua y siguió con su trabajo.

Beomgyu rodó los ojos un poco fastidiado pero no iba a trabajar con alguien que tuviera sus documentos así – Por favor, da gracias que no te pido algo a cambio.

Yeonjun pareció pensarlo y si bien no le desagradaba la idea pues el no tenía que hacer nada y tendría un trabajo bonito, pero era buena idea molestar al menor – Tu no, pero yo si.

– ¿Y que es lo que quieres? Solo te pido que no sea algo vergonzoso, solo quiero ponerle color a tu trabajo– se quejo el chico pensando en cualquier cosa que le pudiera pedir.

– Te lo diré cuando lo modifiques, por ahora sigue haciendo tu trabajo.

Y así, los dos chicos volvieron a su trabajo, uno pensando en como podría molestar al chico y el otro rezándole a todos los dioses que no le pida algo vergonzoso, aunque sabiendo como es Yeonjun no se sorprendería si le pidiera hacer cualquier babosada.

Después de un par de horas dónde ambos chicos estaban cansados por estar tanto tiempo sentados y viendo una pantalla por fin terminaron.

– Listo, terminamos esto– Hablo beomgyu viendo la hora, eran las 4:30 de la tarde, aún les quedaba tiempo para realizar el documento que era juntos.
– Entre más rápido terminamos, más rápido te podrás largar.

– Se nota que te encanta tenerme en tu casa– Hablo Yeonjun rodando los ojos.

– Uy si, me fascina, ven más seguido– Le siguió Beomgyu fingiendo emoción.

– Gracias, vendré todos los días– Sonrío Yeonjun, el menor pensaba que era una broma así que no le prestó mucha atención, sin embargo, Yeonjun no mentira cuando dijo eso.

– Mándame tu documento para poder darle color, de verdad que ese documento es igual de triste como tú vida– Hablo Beomgyu guardando el suyo en una carpeta especial para la tarea.

– Tú que vas a saber de mi vida, no sabes nada– Yeonjun se molestó un poco pero eso no evito mandarle el documento al menor –Solo no le pongas ni le modifiques otra cosa que sea el diseño.

– Tranquilo tonto, tú documento también afecta en mi calificación, te recuerdo que se califica en parejas y no pienso sacar una mala calificación.

– Más te vale maldita cereza mandona.

– Ya basta, no soy mandon– Reprochó el golpeando sin fuerza la mesa donde se encontraban. –Ahora dime rápido, que es lo que quieres a cambio.

– Tu solito te contradices– Yeonjun rodó nuevamente los ojos. –Quiero gomitas, galletas y comida, alimentame, de tanto ver tu horrorosa cara ya me dió hambre.

– Eres un hambreado, come antes de venir– El menor se levantó caminando hacia la cocina, tenía ramen así que eso le daría, lo puso el agua correspondiente y lo metió al microondas, cuando estuvo listo volvió a la sala para entregársela al mayor.

– Ten, si quieres más hay en la cocina en la alacena.

– Muchas gracias, es lo mínimo que me merezco luego de verte mucho tiempo.

– Si como digas... Come en lo que yo le pongo color a tu triste vida.

– Ya te dije que mi documento no tiene nada que ver con mi vida terco– Reprochó Yeonjun obedeciendo al menor comiendo su sopa. – Uhm, te voy a robar unas 20 de este ramen, son mis favoritas.

– Mínimo ya se cómo tenerte sin fastidiar.

El mayor ya no respondió y siguió comiendo su ramen feliz, era su favorito, por su puesto que lo iba a disfrutar. Y Beomgyu estaba feliz, no escuchaba la ruidosa voz de Yeonjun y podían estar en el mismo cuarto sin insultarse, aunque claro, la felicidad no le duró mucho.

– ¿Ya casi acabas? ya me acabe mi sopa– Yeonjun formó un pequeño piquito con sus labios viendo el envase vacío y cuando Beomgyu volteo a verlo, no supo que era el sentimiento que se instalo en su estómago, tal vez era hambre, si, eso era.

– Pues ve por otra, ya te dije dónde están– Beomgyu trato con todas sus fuerzas ignorar aquel sentimiento casi lograndolo.

– No sabe el poder que me estás dando Cereza, me acabaré toda tu despensa– Y sin más Yeonjun corrió a la cocina, estaba buscando la sopa cuando vio algo que llamó su atención en la vitrina.

– ¡Cereza! – Grito tratando de llamar la atención del menor a lo que le respondió con un grito de desespera. – ¿Puedo tomar las gomitas que están en tu vitrina?!

– Si, solo las que tiene mi nombre– El menor le respondió de la misma forma ya un más, Yeonjun se acercó agarrando dos paquetes de gomitas, amaba las gomitas y las las de gusanito. Regreso a la sala y se sentó al lado de Beomgyu.

– ¿Quieres?– Le ofreció de las gomitas dejandolas en la mesa.

– Tonto, son mías después de todo– El menor también amaba las gomitas, pero en ese momento se le dificultaba editar el documento y comer gomitas a la vez, el mayor al notar esto se rió un poco y decidió ser bondadoso acercando gomitas a los labios del menor para que pudiera comer tranquilo. Sin embargo, el contrario no lo tomo tan bien.

– ¿Que haces?– Cuestionó alejando un poco su cabeza para poder verlo.

– Te alimento, y no digas nada, estoy siendo bondadoso– El menor tenia las orejas rojas y pudieron se notadas de no ser que tenía el cabello un poco (muy) largo.

– Gracias– Susurró y comió de las gomitas que su mayor le ofrecía.

Después de todo, tal vez llevarse con Yeonjun no era tan malo, podían tener una conversación "civilizada" o al menos sin pelear, podían llevar la fiesta en paz si los dos ponían de su parte, claro, aún pueden seguir molestandose, es seguro que no dejarán eso, pero tampoco era un problema para intentar llevarse bien o al menos se restarían.

𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕 / 𝑦𝑒𝑜𝑛𝑔𝑦𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora