one of the girls - gunwook

II.

Cerraste de golpe tu casillero y te topaste con Gunwook que tenía una sonrisa ladina en su rostro.

—Entonces, ¿debería llevarte a mi casa esta noche? ¿O prefieres que te lleve a una cita primero?

No habías hablado con él en una semana y no había duda de que se había enterado de los rumores, unos rumores que no tenía ni idea de que fueran ciertos.

—¿De qué estás hablando?— Dijiste con un toque de defensividad. Rápidamente suavizaste tu expresión para compensar tu actitud, simplemente estabas cansada de que todo el mundo estuviera hablando de ti.

—Nada—, Gunwook sacudió la cabeza, —Sólo te estoy molestando. Escuché lo que dice la gente—.

—Nada de eso es cierto— mentiste.

Dejó escapar una risa baja, que hizo que tu corazón se desplomara de miedo. —No sería tan malo si lo fuera—.

Le empujas ligeramente el hombro y Gunwook se apresura a quitar la sonrisa de su cara. —Deja de bromear, mucha gente ya está pendiente de mí por eso. Y todo el mundo sabe que tienes una chica diferente en tu cama cada semana, eso me hace parecer el doble de desesperada—. Dices juguetonamente, tomando la situación menos en serio que Gunwook.

Observaste cómo su mirada se dirigía al suelo. ¿Habías hecho mal en mencionar su reputación?

Gunwook se rascó la cabeza antes de mirarte a los ojos. —Son sólo rumores y desaparecerán pronto—, dijo con total naturalidad. —¿Nos vemos esta noche en la hoguera?— 

Te ríes y sacudes la cabeza. —Probablemente no vuelva a ir debido a los rumores—.

Él nota dolor evidente en tu rostro, pero sonríe de todos modos. —Si los rumores no son ciertos, entonces no dejes que te afecte,— se acerca un paso más y empiezas a sentir que el corazón te late con fuerza. —Intentaré averiguar quién lo inició, pero será mejor que nos veamos esta noche—.

En ese momento se va, y ahí estaba, la sensación de mariposas revoloteando en tu estómago. Su confianza te tranquiliza.

Era imposible ocultar lo mucho que sonreías y lo acaloradas que se te ponían las mejillas. Solo estaba siendo un buen amigo, pero era imposible no enamorarse de él.