Capitulo 1

2.9K 84 6
                                    

CAPÍTULO 1

Me limpio las babas que intentan salirpor mi boca a través de mislabios, saco la lengua aspirando todoel líquido que se me puedaderramar. No puedo babear, babearliteralmente. Olvido la poca elegancia de verme así para centrarme en lapantalla del ordenador, escribo, estoy concentrada, pero directamente vuelvo la

vista a mi objetivo. Vale, una más nome matará ¿no? Me doy por venciday me arrastro sobre silla al otro lado dela mesa para coger lo que es mío, sí,aquí estás. Abro el envoltorio de mi chocolatina preferida y la muerdo conefusividad como si no me hubieracomido unas veinte esta mañana. Mastico con pasión, saboreando elcaramelo que se derrite dentro de miboca, tragándome el chocolate sin masticarlo. Me chupo los dedos ytiro el envoltorio en la mesa, arrastro misilla de nuevo al centro, feliz y concentrada en la pantalla delordenador situado en el lado derecho.

Sigo con lo que estaba haciendo einclusive le pongo atención, pero hay unaserie de dulces que me están llamando yno tengo porque negarles. Esta vez me

arrastro más rápido para desenvolver elpastel de merengue que me hecomprado hace un rato, lo admiro y seme derrite el corazón. Babeoacercándolo a mí, disfrutando del primerbocado, ¡oh, sí!, quiero comer esto para elresto de mi vida, está tan sumamente buenoque voy a ignorar el hecho deque me he comido cinco a la horadel almuerzo. Subo el pastel hacia mi carapara mirarlo mucho mejor; por favor,no te acabes tan pronto, solo me hecomprado tres para la tarde y ya eres elúltimo. Me río porque me meto en laboca más merengue de la cuenta, alguientoca a la puerta y se abre sin haberdado permiso para que entre. – Nancytienes que... ¿se puede saber qué haces?

* Comer.

* ¿Y toda esa mierda que tienes encima de lamesa?

* Restos.

Mastico porque el bizcocho sedisuelve dentro de mi boca, sí, esto meavisa cuando he llegado al final demi pastel de merengue.

* ¿Te has comido todo eso?

* Sí.

* ¿Se puede saber dónde te metes toda lamierda que te comes?

* Va a mi trasero, de eso no hay duda – melimpio la boca con una servilleta de papel que tengo a mano – ¿qué te trae por aquí Trevor? – Venía a dejarte los salarios del departamento fiscal, pero vendré en otra ocasión. – Oh, pasa y no me seas quisquilloso, –

Trevor entra avanzando con cara de asco – no me juzgues, la mayoría de vosotros tuvisteis la culpa. Yo no pedí doscientos cincuenta chocolatinas para mi cumpleaños. Me sonríe de medio lado mientras decide si sentarse o no. Yo voy recogiendo el desastre que tengo sobre la mesa, es verdad, pero no es mi culpa como ya le he dicho, todo esto ha sido producto de mi regalo de cumpleaños. La semana pasada cumplí los veinticinco y mis amigos decidieron comprarme una tarta de nubes gigante con doscientos cincuenta chocolatinas en su interior, me hice la tímida para fingir un poco, pero

¿qué diablos?, ¡me las voy a comertodas! Trevor pone la carpeta sobre lamesa ya más limpia, y empieza ahablarme sobre las cuentas de los salariosfiscales, tenemos problemas con varios pagos y hay que impugnarlos cada dos portres. Me siento en la silla correctamenteoyendo lo que está contándome por loque parecen horas ya que no me estoy enterando de nada. Pienso en locómoda que estaba en mi cama estamañana, sola, desnuda y fingiendo tener un constipado para que Rachel no meobligara ir a trabajar, la odio muchopor ello porque aquí estoy un día más.La lluvia cae fuerte en Chicago yyo no dejo de pensar en si voya encontrar más pasteles de merengue,tendré que recorrer toda la ciudadsi es necesario, me ha dado fuerte

por ese sabor y nadie me va a quitarla ilusión de comer todo lo quequiera. Sí, tan blanco y sabroso.

* ¿Me estás escuchando Nancy?– Trevor, ¿hay una fábrica de merengue en

NEANDERTA(03) EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora