A través del espejo

El primer salto

Solo me quedaba correr... sin rumbo, sin un paso estable ni una razón de ser. He fundamentado toda mi existencia en ser especial, en no pensar ni actuar como la mayoría, en ser extraña y diferente.

Incomoda en las situaciones sociales, inestable en las relaciones personales, mi vida ha sido una seguidilla de cagazos e historias que parecen salidas de un libro. Y entonces que soy si ya no soy? No soy capaz de vivir atrapada en lo mundano, en lo rutinario de la vida, no soy capaz de cumplir la expectativas porque mi cabeza no puede acostumbrarse al silencio, prefiero el grito de la oscuridad, el vacío me asusta.

Corri hasta que mis pies no dieron mas. Me pare jadeando frente a la puerta que daba al despacho de mi suegro. No podia aeguir ahi, no podia sellar mi miserable destino con un anillo que brillaba bajo el sol de otoño y bajo los cientos de ojos de personas cuyo nombre no conocía. Escuche pasos al rededor, no dispuesta a hablar con otra alma me escabullí por la pesada puerta de madera tallada, la habitación en el interior estaba a oscuras y silenciosa, un escalofrío me recorrió la espalda mientras respiraba para calmar mi pulso, mis ojos se iban acostumbrado de poco a la oscuridad.

El despacho era amplio, las paredes laterales eran vidrios que dejaban pasar la poca luz que proyectaba la luna, el color de las paredes, un borgoña oscurecido por el paso de los años parecia absorver la poca luz del cuarto creciente de la luna.

Al fondo de la habitación tras un pesado escritorio de roble habia un gigantesco espejo que me reflejaba. Tarde un segundo en reconocerme al espejo, me sentía desperzonalizada, no encontraba en el reflejo la chispa que me mantenía a flote, desvíe la mirada asustada, solo para infundirme valor y volver a mirarme, me acerque con paso lento pero decidido al espejo dorado que colgaba amenazante, juzgando cada movimiento. Llegue a su base y toque sutilmente su marco con el indice, como si en cualquier momento pudiera venirse abajo.

Y mi reflejo... el reflejo de una niña triste, de una persona que tiene todo lo que se puede esperar y aun así decide ser miserable.

Tire los estupidos tacones que todavia tenia agarrados por la preciosa tira de brillantes que aseguraba mi pie al aparado de tortura y me subi al escritorio decidida a mirarme entera en aquel encantado espejo, el vestido, largo y lleno de vuelos que le daban movimiento y reflejaban destellos metalicos azulados no ayudaba a la tarea, pero como estaba decidida a confrontar mi reflejo me las arregle para subirme sin rasgar o descoser ningun punto de alta costura que habia pagado mi perfecto y desagradable novio, o ex novio quizas...

Me volvi al espejo, el borde superior tenia una pequeña placa cuya escritura no alcanzaba a definir bajo tan poca luz. Mire nuevamente el espejo y me encontré nuevamente conmigo misma, pero algo había cambiado, una pizca de esperanza, un fuego de cambio, mi propia resistencia, le sonreí a mi reflejo segura por un momento de la decisión que había tomado. Toque el reflejo como si pudiera sumergirme en aquella visión de seguridad y firme voluntad que veía reflejada, mis dedos parecieron sumergirse en agua y atravesaron el infinito mas allá de lo que la razón cree conocer, aleje la mano de un salto, asustada de la fría sensación que el liquido espesado me había dejado en la punta de los dedos.

Pero no pensaba rendirme, no podia volver atrás, solo me quedaba sumergirme en la visión que quería ser de mi, no podía escapar de mi reflejo, de la seguridad tras mis ojos, no podia volver a encarcelarme bajo los deseos del resto, bajo las expectativas de la sociedad y la monotonía. Prefería lo desconocido a lo usual, lo nuevo a lo familiar, la emoción a la seguridad, sin vacilar di un paso al vacío intentando entrar de lleno en el espejo, mi pie paso en silencio la capa del espejo hacia un frío desconocido e invernal, el resto de mi cuerpo lo siguió y antes de sumergir la cabeza en aquel infinito tome un bocado de aire.