La fama nos vuelve locos, nos nubla la cabeza, nos agobia las decisiones y en algunas otras ocasiones vuelve a nuestros amigos... enemigos.
¿Pero qué sucede cuando no somos amigos?
¿Cuando apenas y nos conocemos?
El precio de la fama es alto, el pr...
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Mi mente no puede pensar en otra cosa más que en Leclerc cuando entro al box donde notablemente el ánimo de Ferrari ha decaído considerablemente. Y es que la felicidad de todos los miembros del equipo cuando Charles, Il Predestinato y la esperanza de Ferrari lograron su 8va pole position el día de ayer no duró mucho.
La verdad es que yo estaba contenta con ese resultado de Charles, sabía el empeño que Leclerc ponía en cada una de sus carreras, sabía lo merecedor que era de todo esto y siendo sincera admiraba un poco esa chispa de alegría que le traía él a este equipo.
Mi mente no hizo otra cosa más que pensar en lo mal que debió sentirse estar en esa posición y me dolió un poco más cuando vi ese Heartbroken en su post de instagram.
No estaba contenta con mi resultado, el equipo no estaba feliz y por alguna razón sentía que era yo un poco culpable de eso, porque si no me hubiera equivocado ayer y hubiera obtenido yo ese P2 las cosas hoy serían diferentes.
Me bajó del monoplaza totalmente agotada, con ganas solamente de una buena cerveza helada y ansiosa por quitarme este traje.
El mood sigue depresivo cuando voy con mi equipo después de pesarme, no me sorprende para nada que esté malditamente agotada cuando me doy cuenta de que es la primera vez en una carrera que pierdo 4 kg.
—¿Estás bien? —Arthur llega a mi lado cuando me quedo parada a medio garage.
—Felicidades por tu podio.. —le digo con una media sonrisa.
Arthur asiente y me regala una sonrisa, no dice nada más dando por sentado que no quiero hablar. Y de verdad no quiero hacerlo mucho menos cuando a lo lejos veo a mi padre abrazado de Leclerc.
Y los celos me invaden, porque hoy también necesito yo un abrazo. Mi día también estuvo de la mierda y quedarme sin agua a media carrera solo lo hizo peor.
Dejo el casco sobre uno de los estantes y sin decir nada más salgo del garaje, la ceremonia del podio esta dando comienzo y alejada de todo me dedico a observar el himno holandes que suena con fuerza, hay muchísima gente vestida de naranja y una sonrisa algo triste se instala en mi boca cuando me doy cuenta y comparo desde acá abajo las cosas.
El público no ha enloquecido tanto conmigo como lo hace con Max, los ingenieros no me ven con tanto orgullo como lo ven a él ni mucho menos festejan los demás de esa manera conmigo allá arriba.
Observó a lo lejos a mi padre pendiente de lo que está ocurriendo allí y con una sonrisa saludando a todo el mundo.
De verdad que hoy no puedo esperar a marcharme de aquí.
Cuando por fin puedo irme, no puedo creer que el cielo soleado ha comenzado a tornarse gris, la alberca de Red Bull está ya casi vacía y la curiosidad es más grande que yo misma así que ¿por qué no?
