Todos los del panteón griego estaban aterrados ante lo que dijo Naruto, prácticamente les había dicho que su supervivencia en ese mundo dependía de sí lo divertían, el día que se le diera la gana podría mudarse a un mundo paralelo y dejar el suyo a su suerte, para ser destruido o algo peor en manos de su hermano psicópata.
Los primordiales siendo los más asustados, ellos eran la cúspide del poder en su mundo y aún así, el libro les daba a entender que no podrían hacer nada. La idea de que alguien como Cipher existiera los asustaba más se lo que a la mayoría le gustaría admitir.
-Ejem, dejando de lado el final del capítulo anterior creo que deberíamos continuar. Apolo dijo mientras intentaba no pensar en el tema, no es como que pudiera hacer algo de todas formas, así que decidiría ignorarlo.
-Creo que es lo mejor. Hefesto asintió en aprobación no queriendo pensar más en el asunto, después de todo la idea era aterradora y lo mejor era no pensar más en ello, por su propio bien.
Los demás en la sala asintieron mientras Naruto no podía evitar soltar una risita, siempre le divertía ver como aquellos que se consideraban los más poderosos del mundo, se volvían tan asustadizos con el pensamiento de que había algo muy por encima de ellos.
-Bueno, ¿quien quiere leer?. Demeter preguntó mientras levantaba el libro esperando que alguien se ofreciera, no tardo mucho antes de que Nix, una de las primordiales más fuertes se ofreciera tomando el libro en sus manos.
-Capítulo 9-
Todos en la sala se prepararon con anticipación, miedo, duda y sobre todo curiosidad por saber que revelaciones tendrían ahora, pues ya quedó en claro que incluso los primordiales más fuertes de su mundo estaban por debajo de Naruto y Cipher, así que tenían curiosidad por el desarrollo de las cosas a partir de este punto.
-Me debes estar jodiendo. Una voz enojada se escucho en medio de una gran sala llena de demonios quienes veían a su señor enojarse.
Varios de los dioses, especialmente Hades arquearon una ceja ante la mención de los demonios, se preguntaban qué harían ahora los idiotas hijos rebeldes de Elohim para fastidiar, después de todo los demonios siempre que aparecían causaban un gran caos consigo mismos y acababan empeorando todas las situaciones aun más de lo que ya estaban antes de su llegada.
Estaban frente a Rizevim quien no estaba para nada de buen humor y no era para menos, se acababa de enterar que el Triexa, la bestia del apocalipsis quien era vital para sus planes de hacerse con el control del infierno y tomar las demás facciones había desaparecido, esta había sido liberada de su sello y no sabían cuándo o por qué, sólo sabían que había pasado hace poco tiempo y eso lo enojaba demasiado ya que ahora sus planes se habían ido hacia abajo aún más.
-Mucha suerte con eso, aun sí de alguna forma liberaba al Triexa y lo lograba controlar el mismo, sus probabilidades de éxito estaban por los suelos, de por sí podría ser detenido con la unión de varias facciones o del Gran Rojo y Ophis, sino fuera suficiente también estaba Naruto quien lo podría detener fácilmente. Hermes dijo sabiendo que incluso si lo lograba, las posibilidades estaban en contra del demonios, habían varias formas de lidiar con el problema si se llegaba a eso.
Ahora mismo no tenía idea de que haría pues sin el Triexa, sus objetivos se le harían mucho más difíciles ahora y si bien tenia un gran ejército para pelear seguía sin ser suficiente, al menos a sus ojos.
-Hemos investigado la zona pero por más que buscamos no logramos encontrar rastro de a donde habrá ido o de quien lo haya liberado, pareciera que simplemente hubiese desaparecido de forma espontánea mi señor. Euclides Lucifuge, el fiel seguidor de Rizevim hablo con calma sin miedo a su señor con este enojandose aun más.