Capítulo 40

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♡CAPÍTULO 40♡

WILLIAM.

Llevábamos exactamente dieciséis días buscando a Michelle, y solo dos días menos de que me había traído a Valerie a mi casa luego de que aceptase vivir conmigo.

Acordamos que sería temporal la convivencia en mi casa, pero al menos ya no estaríamos dando tumbos de un lugar a otro. Los dos queríamos un sitio nuevo en el que empezar juntos desde cero, pero pensamos que ya habría tiempo de mudarnos cuando toda la maldita tormenta que había desatándose desapareciese.

O eso creía que iba a suceder.

Incluso ya me había decidido entre alquilar mi casa o dejarla vacía, no por si lo mío con Valerie fracasaba, sino porque no me desharía de la propiedad jamás.

Valerie no estaba siendo la misma últimamente. Pasó de la tristeza e impotencia por el estrepitoso trauma con sus cuadros en la exposición a la preocupación, mezclada con la emoción por volver a convivir bajo el mismo techo constantemente en medio del caos de la búsqueda de esa mujer.

Había seguido con ella haciendo cosas impropias de sí misma, como gritar o discutir por cosas absurdas. Acabó comportándose de manera extraña, volviéndose fría, distante...

Y finalmente ella también tenía secretos.

¿Qué había hecho yo mal?

Procuré que mi trabajo se mantuviese en un segundo plano, delegando todo lo posible para estar junto a ella. Miller y Turner nos elaboraron con más equipo un perfecto anillo de seguridad alrededor de ambos y de Natalie para protegernos de posibles ataques de Michelle, pues no era algo que podría pasar, sino que ella había amenazado con que lo haría. Solo que no sabíamos cuándo.

Intenté que mi casa se convirtiese en su casa, que recibiese todo el calor y la atención posible en aquel momento de debilidad y tristeza. Hasta la apoyé en su descabellada decisión de dejar el trabajo y no exigí explicaciones cuando no quiso dármelas.

¿Qué cojones había ocurrido en tan solo dos putas semanas?

Porque habían pasado dos semanas, pero yo sentía que habían pasado dos años desde lo sucedido en la exposición.

Creí que la cosa mejoraría un poco cuando Matthew y Savannah volvieron hace tres días de Los Hamptons tras las siete largas semanas de reposo de ella, y a pesar de ello no noté a Valerie mucho más contenta o comunicativa que antes.

Supliqué a Matthew para que le pidiese a Savannah buscarme alguna explicación, pero incluso ella me llamó y me dijo que tampoco entendía nada.

Llegué a la conclusión de que el tema de la exposición le estaba haciendo mucho más daño del que podría haber imaginado, pero entonces recibí una llamada de Miller.

Si ya me había parecido extraño que Valerie se distanciase de mí, que no le apeteciese nunca el contacto físico y que hasta me rechazase o se mantuviese excesivamente callada todo el tiempo, mucho más me extrañó que, a pesar de todo, me pidiese la semana anterior una tarjeta de crédito para sus gastos, siendo como era ella, lo que estaba sucediendo aquella noche era, cuanto menos, suficiente para querer quemar Nueva York entero.

Porque estaba gastando como nunca pensé que ella lo haría a decir verdad, pero imaginé que estaba gastando esas grandes cantidades de dinero por suplir la tristeza con compras, como hacían muchas personas, por buscar la alegría en darse algunos caprichos. En toda la semana no le pedí ni una sola explicación. Todo cuanto tenía quería compartirlo con ella y tenía que reconocer que era un sueño hecho realidad que ella me pidiese la tarjeta antes de que yo, que ya la tenía preparada para ofrecérsela, se la hubiese dado.

Arrodillada [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora