Capítulo 10

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"Hmm, ¿Entonces estoy respaldado por un gran y poderoso hombre?" Dijo mientras caminaba en dirección a Jay "¿Estás realmente bien con que todos lo sepan? SI no te sientes contento o cómodo puedes decirlo, nunca me pondría encima de tu comodidad" Lo abrazó por la cintura y recargó su mentón nuevamente en su hombro.

"No te preocupes, estoy completamente bien con esto. Sé que no te gustaría mantener esto en secreto y si ya nos pusieron la daga en el cuello por qué no confesar. Además, me encargaré de que esto no afecte tu lugar en la facultad. Ya me escuchaste, nadie se atrevería a hacerme algo" Devolvió el abrazo con ternura y olió el suave olor a su colonia y shampoo.

Se separaron levemente y se dieron un suave beso. "Está bien, confío en tí" Volvieron a unir sus labios y el beso empezó a tornarse cada vez más agresivo. Jalaban sus ropas en necesidad y acariciaban sus mechones de pelo.

Con la mano estirada Jay cerró la puerta con seguro y en tropezones caminaron hasta el escritorio. El rubio levantó por los muslos a Daniel y lo puso sobre el escritorio. Con manos necesitadas Daniel abrió el cinturón de Jay y bajó la cremallera, mientras al mismo tiempo el otro desabrochaba los botones de su camisa.

"Estábamos por meternos en problemas por esta misma razón ¿Y ahora lo haremos en tu oficina?" Dijo acariciando la mandíbula del contrario, quien asintió con una sonrisa coqueta "Está bien, todo me vale un carajo si es contigo" Y con esto el beso volvió.

Las manos hábiles de Jay acariciaron las partes más sensibles del torso de Daniel, trazó líneas con sus dedos por el abdomen bajo y pellizcó sus pezones. El pelinegro se limitó a jadear bajo el toque ajeno y murmurar palabras de amor al oído. Separaron sus bocas y Jay empezó a esparcir besos por la mandíbula, cuello, clavículas, pectorales y demás. Hizo chupetones por los lugares menos visibles y apreció como se volvían morados y rojos contrastando con la blanca y lechosa piel.

Detuvo sus movimientos y bajó de un solo jalón los pantalones y ropa interior del pelinegro, quien se estremeció ante el repentino frío. Se puso de rodillas y acarició varias veces su polla, hasta que estuvo erecta. Dio besos mariposa a lo largo del falo y cuando llegó a la punta lo metió todo en su boca.

Daniel ante el repentino calor enredó sus piernas en los hombros contrarios y tomó los cabellos rubios buscando de qué sostenerse. Gimió y gimió mientras sentía la habilidosa lengua jugando con la glande. "Espera Jay, ¡Agh! sácalo, estoy por venir" Esto más que hacer que se detuviera los instó a seguir "Jay, estoy por venir, sácalo por favor" Sintió una leve sensación de dientes en el glande y finalmente su semilla salió.

Jadeó sobre el escritorio buscando oxígeno mientras escuchaba a Jay pasando la sustancia por la garganta. Nuevamente lo vio levantarse y ponerse en medio sus piernas. Sintió la mano cuidadosa del otro quitando las lágrimas de estimulación. Lo ayudó a levantarse y con un movimiento de brazo tiró todo del escritorio al suelo.

Se recostó sobre el escritorio frío y los besos con Jay volvieron. Sintió un bulto presionando insistentemente cerca de su entrada y las manos de Jay masajeando sus nalgas. Estiró sus manos para liberar el pene del rubio y estimuló con movimientos lentos y fuertes. Escuchó a Jay gemir bajo su toque en su oreja y esto lo excitó aún más.

Soltó la erección del rubio y lo empujó por el pecho "Quédate ahí" fue lo único que dijo y Jay obedeció sin cuestionar nada. Daniel estiró ambas piernas y escupió sobre su mano, tanteó su entrada y finalmente metió el primer dedo. Inicialmente dolió por el tiempo que pasó desde la última vez que lo hizo pero unos pocos minutos después se acostumbró a la sensación.

Jodido profesor Jay X DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora