Un Pasado Latente

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"Hace varios años en Elkwood, se habían registrado varios casos de asesinato y el día de hoy, esos terribles casos se han vuelto a repetir..."

"Los investigadores aseguran que así como fue en el pasado, hay una gran probabilidad de que estos sean ataques de algún animal salvaje, se recomienda evitar el bosque y no salir de sus casas a altas horas de la noche..."

Las noticias no paraban de repetir este reportaje "Dos jóvenes encontrados asesinados en su auto con descripciones sobre como sus caras quedaron desfiguradas"

James Garner y Melissa Thompson, recuerdo esos nombres, iban a mi instituto, eran bastante simpáticos y se llevaban bien con todos, lástima que tuvieron que sufrir tal muerte, los policías se rehúsan a creer que algo así pueda ser obra de un humano.

Tomo el control remoto y apagó el televisor, mamá está parada en la cocina terminando de hacer unos huevos revueltos cuando se voltea a mirarme.

-Es una pena lo que pasó con esos chicos.

Toma la sartén y sirve el huevo sobre un plato de cerámica.

-Iban a mi instituto, no puedo creer que les haya pasado eso.

Mamá se acerca a la mesa y deja el plato frente a mí, entonces se sienta en la silla junto a mí.

-Cuando yo iba al instituto, sucedió algo similar, se vieron varios casos de asesinato, pero se detuvieron cuando mataron a un oso cerca del lago.

Lentamente comienzo a comer de mi plato mientras entre bocados miro a mi madre.

-Antes de eso, solían decir que era una bestia proveniente de lo profundo del bosque.

Por un segundo me atragantó con mi comida.

-Una... Bestia.

Me quedo pensando mirando mi comida cuando mi madre me saca de mi burbuja.

-Estaras bien.

Pone su mano sobre mi hombro y me da unas palmadas para calmarme.

-Siempre y cuando no te escapes a los bosques para besar chicas.

La risa de mi madre no se hizo esperar y yo no tarde mucho en acompañarla.

-Mamá, eso no va a pasar.

Dejo de reír y tomo aire.

-Para empezar, a mi me gustan los chicos.

La risa de mi madre se detuvo y me miró con sus ojos azules.

-Creía que nunca me lo dirías.

-¿Qué?

-¿Acaso pensabas que no lo sabía?

La miro por un segundo sin saber que decir.

-Cariño, estuviste en mi vientre por nueve meses y te he criado toda tu vida, te conozco mejor que nadie, incluso más que tú.

Pone su mano sobre mi mejilla y me frota suavemente, su mano es calida y reconfortante.

-Anda, termina de comer, se te hará tarde para ir a la escuela.

Rápidamente termino de comer y subo a mi cuarto por mi mochila, al bajar mi madre ya está limpiando la mesa y lo que usó para cocinar.

-Ya me voy mamá, te veo luego.

Corro por el pasillo y antes de salir por la puerta escucho a mi madre despedirme, corro por el camino de entrada y atravieso la calle hasta llegar a la esquina, a lo lejos alcanzo a ver el autobús escolar acercarse.

La Bestia De Elkwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora