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Mina era casi incapaz de prestar verdadera atención a la clase. Su mente estaba ocupada con pensar en su alfa, algo que solía ocurrir. Pero Nayeon había dicho por teléfono que tenía un regalo sorpresa para ella y Mina adora las sorpresas y aún más si son regalos.

Su compañera a su izquierda parecía estar
en una situación parecida. Rosé era una omega que compartía su personalidad con Mina, ambas amantes de los colores pasteles y con alfas contrarias a ellas. Mina se llevaba muy bien con Rosé, se veían seguido para estudiar y vivían no muy lejos.

—¿Tú entendiste algo? Porque yo no—confesó Rosé al finalizar la última clase, ambas caminando por los pasillos.

Mina se encogió de hombros. —No sé ni siquiera de qué era la clase.

Las omegas de cabello rubio soltaron unas pequeñas risitas. Rosé suspiró.

—Mañana es mi primer aniversario con Jen.

La alfa de Rosé, Jennie, era amiga de Nayeon. Se habían encontrado en citas dobles y hasta Jennie visitó el local muchas veces. Actualmente no se veían mucho, Jennie tenía varios trabajos a la vez y poco tiempo para disfrutar. Por supuesto, Rosé siempre intentó ayudarla, pero Jennie decía que era su deber como su alfa.

—¿Aún no deja que trabajes?—le preguntó Mina mientras llegaban a la salida.

—Está aceptando que dé clases particulares en mis tiempos libres, así que es algo.

La japonesa asintió. —Ella es una buena alfa, Rosie, siempre busca lo mejor para ti.

—Lo sé, ella no tuvo las mejores oportunidades antes y no soporta la idea de
que me suceda algo parecido.

Cuando llegaron a la salida, Rosé se despidió de Mina por el camino contrario. Mientras tanto, la omega japonesa se fue a esperar a Nayeon en una de las bancas de afuera. El día estaba particularmente agradable, Mina sacó de su bolso un chicle de frambuesa y se lo llevó a la boca a la vez que balanceaba sus pies.

El sonido conocido del auto de Nayeon llegó a sus oídos unos minutos más tarde. Mina sonrió y cruzó la calle con cuidado mientras llegaba a donde su alfa.

—¡Besito, besito!—dijo Nayeon mientras abría sus brazos y la atrapaba.

Mina encajó perfectamente en sus brazos, con su nariz llegando al cuello tatuado de Nayeon ella aspiró el aroma a café. Luego levantó la cabeza y dejó un beso sobre su nariz. Sí, ese era el tan esperado besito.

—¿Mejor?

—Mh, sí, mejor.

—Mh, sí, mejor

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bubblegum • minayeon g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora