Oscura Profecía Capitulo Cuatro

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La molesta luz que se colaba por mi ventana me despertó, y solté un bufido de irritación al no poder dormir un poco más. Con una patada, aparté las frazadas que me cubrían y me incorporé, sentándome en la cama. Agarré mi celular y lo encendí. Eran las once del mediodía.

Revisé mi bandeja de mensajes, pero estaba vacía. Adam realmente estaba enojado conmigo, así que decidí enviarle un mensaje para intentar hablar.

—Adam, ¿podemos hablar? Me comporté como una idiota. Quiero disculparme. ✓✓"

Las dos tildes confirmaron que el mensaje había sido enviado. Bloqueé mi celular y lo dejé sobre la cama antes de levantarme para cambiarme. Opté por un short negro que llegaba hasta mis muslos, mostrando mis esbeltas piernas, y arriba me puse un top de un hermoso color rojo que apenas llegaba arriba de mi ombligo. Completé el atuendo con mis zapatillas blancas.

Me acerqué al tocador y me senté frente a él, observando mi reflejo en el espejo. Mis ojos seguían algo hinchados y tenía unas ojeras notables. Tomé el corrector y lo apliqué para disimular un poco las ojeras, luego delineé mis ojos, añadí un poco de máscara de pestañas y un toque de brillo labial. Me observé satisfecha; al menos parecía un ser humano decente. Liberé mi cabello de la coleta que lo mantenía recogido desde la noche y lo peiné. Luego, lo trenzé de forma suelta, dejando que algunos mechones cayeran sobre los costados de mi rostro. Ahora sí estaba lista para salir.

Me levanté de la silla y me dirigí hacia mi cama. Después de todo el tiempo que me había llevado arreglarme, seguramente Adam habría respondido. Tomé mi celular con emoción, anticipando ver su mensaje. Adam quería hablar; podríamos disculparnos y poner fin a esta estúpida pelea sin sentido. Una sonrisa de felicidad se dibujó en mi rostro mientras abría mi bandeja de mensajes, pero mi expresión cambió a una mueca de enfado al ver la única palabra que se mostraba en la pantalla de mi celular. Luego de un momento de frustración, lancé mi celular a la cama con molestia. Un simple "no", nada más. Si antes estaba feliz, ahora me sentía furiosa. Sabía que Adam podía ser un idiota, pero no esperaba que fuera tan tajante.

—Que se vaya al infierno. No pienso ir tras él —murmuré en voz baja.

Dejé mi celular apagado sobre la cama y, tomando mi bolso, salí de mi habitación. No estaba de humor y no quería hablar con nadie, así que decidí dejar mi móvil. Descendí las escaleras rápidamente, dirigiéndome hacia la cocina donde estaba mi madre. La miré para luego regalarle una sonrisa.

—Ma, voy a salir a caminar. Dejo el celular, te aviso así no te preocupas si no te respondo.

—Bueno, Addi, ¿vas con Adam? —preguntó ella.

La miré, apretando los labios. La sola mención de su nombre me enfurecía más.

—No, ese idi... —me detuve abruptamente al ver la mirada de mi madre—... digo, ese individuo no quiere hablar conmigo, así que saldré sola.

Mi madre me miró comprensivamente y acarició mi mejilla.

—Dale tiempo, hija. Ya se le pasará.

Claro que le daría tiempo, todo el que quisiera. Si él no me hablaba, yo tampoco lo haría. Veamos quién ganaba esta pelea de la ley del hielo. Maldito infantil.

—Claro —le di una falsa sonrisa y besé su mejilla— Me voy, nos vemos en la noche.

Saludé a mi padre, que acababa de entrar, y salí de la cocina dirigiéndome hacia la salida de la casa. Pasé por la puerta, emprendiendo camino hacia el centro comercial. Estaba de humor para comprar ropa; tenía bastante dinero ahorrado, así que hoy me daría un gusto.

Caminé hasta la parada del bus, ya que el centro comercial estaba algo lejos de mi casa. Esperé alrededor de unos diez minutos para luego tomarlo. Ya era más del mediodía y el calor era infernal. Estábamos a la vuelta del verano. Suspiré derrotada; no se podía hacer nada. Bajé del bus y caminé a paso apurado hacia el centro comercial, adentrándome finalmente en las enormes puertas del establecimiento. Por ser fin de semana, el lugar se encontraba repleto. Caminé esquivando a la gente para no chocar con nadie y me dirigí a las tiendas donde generalmente compraba.

Oscura Profecía #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora