LXXXVI

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—Mark, Mark, por favor —susurró Jackson en el rostro del mencionado. Este sólo giraba sus ojos en todas direcciones intentando comprender qué era lo que estaba sucediendo. Se veía tan horrorizado como el chico que lo sujetaba con sus brazos temblorosos mientras Hoseok intentaba detener la manta de sangre que no tenía fin—. Mark, quédate conmigo. Vas a estar bien, vas a estar muy bien. Sólo... no te duermas.

La garganta de Jaebeom vacilaba constantemente junto a sus dientes que castañeaban, sabía que algunos de sus hermanos habían muerto de maneras tan crueles que de sólo imaginarlo su piel se helaba a tal grado que sus dedos dolían. Sin embargo, ante sus ojos, uno de sus hermanos mayores estaba agonizando después de haber sido apuñalado fuertemente en el estómago. El terror en sus ojos era tan doloroso de ver que no podía dejar de observarlo, pues lo compartía totalmente. Mark temblaba casi sin control alguno, por más que Jackson lo abrazara desde las costillas con todas sus fuerzas no dejaba de tener esos espasmos que herían de ver.
Seokhyung era un silencioso mar de lágrimas del que la tristeza no iba a soltarse por más que intentara tranquilizarse una vez Jaebeom tomara su mano. Eran hermanos, probablemente mellizos, pero la diferencia de sus personalidades era tanta como la de los sentimientos que los dominaban en esos instantes. El sacerdote estaba por quebrarse mientras que el semi demonio ardía en ira.

—Aún hay tiempo —dijo Yugyeom tan anonadado como los demás, casi hipnotizado por el dolor—. Aún hay tiempo, todavía no está aquí. Si la muerte llega, puede devolvérnoslo como sucedió conmigo y Bam.

—No lo hay —dijo Milo arrastrándose hasta su moribundo amo, sus lágrimas parecían ser más dolorosas que todas sus heridas juntas. Rechinaba sus dientes al resistir el dolor que lentamente comenzaba a sanarse y el dolor de ver a quién probablemente era el amor de su vida—. Las cosas se han adelantado. 

—Lo sanaste una vez —dijo Jackson acusante—. Lo sanaste cuando encontramos a Youngjae en el bosque, ¡hazlo de nuevo!

—No puedo.

—¡No mientas! —sollozó con enojo—. ¡Te vi curarlo!

—¡No puedo, joven Jackson! —exclamó avivando su flamante cabello en el instante en el que alzó la voz—. No puedo hacerlo —susurró casi para sí mismo, como si fuera un recordatorio mientras recostaba su cabeza lentamente en el pecho que hiperventilaba de su amo—. Puedo curar sus heridas superficiales, así si pueda cerrar unas cuantas capas de piel, ha perdido mucha sangre.

—¡Es una idiotez!, ¡traigan a Bambam!, ¡es un doctor!

—¡Jackson, tranquilízate! —exclamó Hyungwon—. Bambam no tiene el equipo siquiera para suturar sus heridas o inmovilizar el cuchillo. No sabemos qué órganos estén heridos y necesitamos sangre. Debe atenderse en un hospital.

—Yo lo llevaré —replicó tratando de levantarlo.

Pero fue el grito de la hermana mayor el que los alertó a todos una vez más.

—¡Jaebeom, Yugyeom!, ¿¡qué están haciendo!? —exclamó Seokhyung—. ¡No sabemos qué tan peligroso es ese demonio!

El par había comenzado a correr de vuelta a la casa. Bambam, la hermana, el padre, Wonshik y el cuerpo de Youngjae seguían adentro. No podían perder a nadie más y mucho menos estando ahí. 

Entrar fue toparse con una enorme criatura larga y negra, su cuerpo era huesudo y contenía en su anatomía cabezas emergentes que gritaban maldiciones extrañas y casi susurrantes. Era tan largo que sus piernas se doblaban en tres segmentos y su columna estaba pegada al techo. Tenía al menos cuatro brazos visibles y un blanco rostro que lucía como una máscara de ojos llorosos en lágrimas negras que constantemente goteaban en el suelo, justo en el sofá que estaba tirado en el suelo contra una de las paredes, fungiendo como protección para Bambam que trataba de cubrir a la hermana a como diera lugar. 

PRAY [GOT7 fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora