Historia de dos cazadores

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– Hoy conocí a uno que tiene tu misma marca, tu alma gemela es un pilar – dijo como si nada Rengoku Shinjuro cuando llegó a su casa, miró a su hijo con molestia y algo de lástima.

Kyojuro abrió los ojos, lo que menos se esperaba era oír eso, y menos de la boca de su padre, no obstante, sonrió felizmente, si su alma gemela era un pilar debería ser alguien maravilloso, ¿cierto?

– ¡Me alegra oír eso padre! Esa persona debe ser realmente alguien admirable.

– ¿Admirable esa rata? No me hagas reír, es un inútil como todos nosotros. – le respondió Shinjuro con una mueca de desagrado.

– Padre ¿cómo puede decir esas cosas?, ¡es su compañero, ante todo!

– Ya te digo, ese Uzui Tengen no sirve para nada, además está casado y con tres mujeres nada más y nada menos – añadió con una mirada de asco. Realmente sentía pena por su hijo. No solo estaba destinado al fracaso como cazador, sino que también el que debía ser su compañero de vida era un cazador, un pilar que podría morir en cualquier momento, y uno polígamo, además. Esperaba que al tonto de su hijo no se le ocurriera aceptar algo como eso.

¿Casado? ¿Con tres mujeres? La noticia dejó anonadado a Kyojuro, su pecho dolía, como si un puño se hubiera cerrado alrededor de su corazón. No entendía muy bien el sentimiento, siempre esperó que su alma gemela y él tuvieran una historia como la de sus padres, pudieran casarse y tener una familia, ahora todo eso...Miro fijamente al suelo.

– Ya veo – susurró. Su padre resopló y se encaminó a su habitación.

Allí solo con sus pensamientos Kyojuro miro su muñeca, los trazos de la marca que lo ataba a la otra persona estaban dibujados en ella con elegancia. Ya quería conocerlo, saber su historia, estar a su lado, el sentimiento desagradable fue desapareciendo poco a poco.

Él se esforzaría, sería alguien digno de ser reconocido por Uzui Tengen, su alma gemela solo merecía lo mejor que pudiera darle de sí mismo. Kyojuro realmente quería estar junto a él por siempre, al menos la mayor cantidad de tiempo que su vida de cazador les permitiera, quería hacerlo feliz, quería hacer feliz a su hermanito también, a su padre, quería terminar con el sufrimiento que causaban los demonios, no sería una tarea fácil, pero él era un Rengoku, no se rendiría hasta lograrlo. Apretó los puños y sonrió con su nuevamente encontrada resolución, se levantó camino hacia el futuro.

°°°

Tengen había conocido al padre de Kyojuro ese día, el hombre lo había mirado sin ninguna emoción más que el desprecio, a pesar de tener facciones similares y el cabello idéntico, Rengoku Shinjurou no tenía para nada el brillo y calidez que irradiaba Kyojuro.

El naturalmente lo conocía muy bien, lo había espiado desde se enteró por Kocho que sus marcas eran iguales y lo persiguió como una sombra desde que oyó su nombre ser mencionado por primera vez en la cofradía. La primera vez que lo vio lo único que atinó a pensar fue: demasiado brillante, para luego hundirse en la miseria por meses, porque alguien como él no merecía a Kyojuro.

Aun así, no podía evitar querer acercarse, era su alma gemela después de todo, así que ya sabía sus platillos favoritos, sabía que era ruidoso y alegre todo el tiempo, que no paraba de decir ¡Umai! tras cada bocado sin importarle nada en el mundo, sabía que le gustaban los animales, aunque no pudiera llevar uno a casa, y que siempre ayudaba a cualquiera que lo necesitara, sabía lo letal e imparable que era en sus misiones y que priorizaba siempre salvar a los civiles. Rengoku Kyojuro no dejaba morir a nadie, no bajo su guardia. Y Tengen se preguntaba cómo podría el tener el valor de acercársele. Cómo alguien que había matado a sus propios hermanos y a quien se le habían escurrido innumerables vidas entre sus dedos, podría siquiera atreverse a pisar el mismo suelo que Kyojuro.

No puedo ser lo que quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora