Capítulo 1/2...(una de dos partes)

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(les recomiendo oir musica durante la lectura, ahora sí... Disfruten)

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Ciencias y el comportamiento, la sección del FBI que se ocupa de resolver los casos de homicidio cometidos por asesinos reincidentes, se encuentran en un semisótano del edificio de la academia de dicha institución en Quantico, medio sepultada bajo tierra. Clarice Starling llegó a ella arrebolada tras una rápida caminata desde Hogan's Alley, donde se hallaba el campo de tiro. Llevaba brinzas de hierba en el pelo y manchas en la cazadora del uniforme por haber tenido que arrojarse al suelo durante el tiroteo de un simulacro de arresto.
No halló a nadie en la oficina de recepción y se ahuecó brevemente el cabello al advertir su reflejo en las puertas de vidrio. Sabía que sin necesidad de arreglarse estaba atractiva. Las manos le olían a pólvora, pero no tenía tiempo de lavarselas; la orden ee Crawford, el jefe de la seccion, habia especificado ahora mismo.
Encontro a Jack Crawford solo en la antiborrada sala de  oficinas. Estaba de pie, junto a una mesa que no era la suya, hablando por teléfono, lo cual permitió que a Clarice observarle con tranquilidad. Era la primera vez que le veía en un año y lo que vio le impresionó.
El aspecto habitual de Crawford era la de un ingeniero de edad madura, bien conservado, que podia haberse pagado la carrera jugando beisbol; debia haber sido habil catcher, capaz de bloquear con dureza la base del bateador. Ahora había adelgazado, el cuello de la camisa le quedaba grande y tenía bolsas oscuras debajo de sus ojos ensojecidos. Quienquiera que leyese los periódicos sabía que la sección de ciencias del comportamiento estaba recibiendo severas críticas por todas partes.
Starling confío que a Crawford no le hubiera dado de beber. Tal cosa parecía aquí muy imporbable.
Crawford acabó su conversación telefónica con un tajante: «No.» Cogió el expediente de la joven, que sujetaba bajo el brazo, y lo abrió.
—Starling, Clarice M., Buenos días- dijo.
—Hola.- la sonrisa de la muchacha fue meramente Cortés.
—No ocurre nada grave. Espero que mi llamada no le haya asustado-
—No. -  Respuesta tanto inexacta, pensó Starling.
—Sus profesores me han dicho que lleva usted un curso muy bien; está entre los primeros de la clase.
— mas o menos; no suelen prodigar tales informaciones.
—Soy yo el que de vez en cuando pido que me tengan al corriente.
Está afirmación sorprendió a Starling; había tachado a Crawford de su lista, tildándole un sargento de reclutas hijo de puta e hipócrita.
Clarice conoció a Crawford, agente del FBI, cuando éste fue controtado como conferenciante temporal por la universidad de Virginia. La excelencia de los seminarios de criminología que ella impartió fue factor determinante en la decision de la joven de ingresar en el FBI. Cuando se le notifico aue habia sido aceptada y se matriculó en la academia, me escribió una tatjeta, a la cual Crawford no contestó y durante los tres meses de curdo que ya llevaba en Quangico, él la habia ignoradl por completo.
Starling procedía de esa clase de gente que no pide favores ni solicita amistad, pero de todos modos la conducta de Crawford la habia desconcertado y dolido. En ese momento, al encontrarse de nuevo a su presencia, noto con cierto disgusto que volvía a serle simpático.
Era evidente que tenía algún problema. Aparte de su inteligencia, Crawford poseía un peculiar discernimiento que, según Starling había advertido, se manifestaba en su sentido oara combinar los colores y texturas de su atuendo, incluso dentro del limitado radio de accion que permitia el uniforme de agente de FBI. En este momento iba aseado pero deslucido, como si estuviera mudando el plumaje.
—ha salido un trabajo y he pensado en usted- dijo Crawford-. En realidad no se trata de un trabajo sino más bien un encargo interesante. Quite las cosas de Berry de esa silla y siéntese. Dice usted que cuando termine la academia quiere entrar directamente a Ciencias del Comportamiento.
—si.
—Veo que ha hecho mucha medicina forense pero carece de expreriencia en la aplicación de la ley. Exigimos seis años de práctica, como mínimo.
—mi padre era policía. Conozco esa vida.
Crawford esbozo una leve sonrisa.
—lo que si ha hecho especialmente en psicología y criminología, y... ¿Cuantos veranos trabajando en un sanatorio mental? ¿Dos?.
—Dos.
—Su licencia de asesora legal, ¿Esta vigente?.
—no caduca hasta dentro de dos años. Me la saqué antes de que usted diese el seminario en la universidad de Virginia, antes de decidirme a ingresar aquí.
—y fue uno de los que tuvieron que esperar un turno para ingresar.
Starling asintió.
—de todos modos tuve suerte. Me enteré  a tiempo y aproveché para sacarme el titulo de perito forense. Luego trabajé en el laboratorio hasta que hubo un hueco en la academia.
—me escribió comunicándome que venía aquí, ¿Verdad?, y creo que no le contesté. Mejor dicho, se que no le contesté. Hubiera debido hacerlo.
—tendria otras muchas cosas que hacer.
—¿Ha oído del PAC-VI?
—Se que es el programa de Arresto de criminales violentos. El boletín de una aplicación de la ley dice que están ustedes confeccionando una base de datos pero que aún no funciona.
Crawford asintió con un leve gesto de cabeza.
—Hemos preparado un cuestionario aplicable a todos los asesinos reincidentes de los tiempos modernos— dijo al tiempo que le entregaba un grueso fajo de folios sujetos por un endeble encuadernación-. Hay una sección para los investigadores y otra para las víctimas supervivientes, en caso de que las haya. la azul es para que la conteste el asesino, si accede, y la rosa consiste en una serie de preguntas que el entrevistador le hace al homicida, anotando no solo sus respuestas sino también sus reacciones. Mucho papeleo, ya lo ve.
Papeleo. El interés de Clarice Starling despertó y se puso a olfatear como un sabueso enfebrecido. Husmeaba la proximidad de una oferta de trabajo, seguramente la aburrida tarea de introducir datos de un nuevo sistema informático. Entrar en Ciencias del comportamiento, por rutinaria que fuese la ocupación que se le asignase, era sumamente tentador, pero Clarice Sabía que lo que suele ocurrirle a una mujer si deja que se le cuelgue la etiqueta de secretaria: de secretaria se queda por los siglos de los siglos. Se avecinaba una elección y quería elegir bien.
Crawford esperaba algo; debía de haberle hecho una pregunta. Starling tuve que estrujarse el cerebro para recordarla:
—¿Que pruebas ha realizado? ¿Minnesota Multifasica, alguna vez? ¿Rorschach?
—la primera si; la de Rorschach, nunca— contestó Clarice-. He hecho perpepcion temática y he efectuado de la Bender- Gestalt con niños.
—se asusta fácilmente, Starling?
—todavia no...

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Continuamos la próxima con la segunda parte, mua mua, los quiero mis amores....

Nos vemos, cuidate cielo...
1129 palabras...

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⏰ Última actualización: Mar 07 ⏰

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el silencio de los corderos... Thomas Harris~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora