Al parecer, la mañana estaba de mi lado. El sol reluciente brillaba como nunca antes y los pájaros volaban de un lado a otro mientras cantaban.
Sonreí enormemente, feliz, contenta y emocionada. Estiré los brazos junto con las piernas, fue entonces cuando oí los suaves golpeteos en la puerta.
—Pasa. —dije con voz soñolienta.
Mamá apareció por ella con la misma sonrisa que yo. Detrás de ella estaba papá también con un cartel enorme que decía "SIEMPRE SERÁS MI BEBÉ". Era gracioso, puesto que estaba a horas de casarme y aunque a papá no le agradara mi prometido, él aun así lo aceptaba. Debía comprender que estaba enamorada y que tarde o temprano dejaría de ser su "bebé".
Me acomodé en la cama para recostar mi espalda en la cabecera.
—Hoy es el gran día, Vera Gin. —comentó mamá emocionada— Christopher debe estar igual de ansioso que tú. ¿Has hablado con él?
Mamá era caso contrario, ella adoraba a Christopher. A mí me alegraba eso. Y como si nadie se hubiera dado cuenta, papá blanqueó los ojos muy evidentes.
—Acabo de despertar, así que no. Lo llamaré más tarde de todas maneras. —contesté.
—¿Se imaginan que se quede dormido el día de su boda? —papá se cubrió la boca para reírse a carcajadas.
—Basta, Alex. ¿Cuál es tu afán de dejar mal parado al chico? Debes de aceptar que ama y respeta a tu hija.
Papá arrugó la nariz.
Sonreí por lo bajo. Mamá y papá siempre discutían por la misma razón y cuando se fue volviendo constante, dejó de parecerme importante.
Eran las siete de la mañana y debía comenzar tomando una ducha. Me esperaban en el salón, luego en la tienda de vestidos de novia y, por último, volver a casa.
La ceremonia sería en nuestro patio. Lo cierto era que, yo soñaba casarme en la playa, con el sonido de las olas, la arena, el sol y ese viento de paz. Sin embargo, nuestro presupuesto con Christopher no era mucho. Ya suficiente nos había apoyado mamá con dejarnos casarnos en su patio.
—En fin, abajo están arreglado todo. Para las doce del mediodía ya estará todo preparado y listo. —informó mi madre, entonces sus ojos le brillaron producto de las provenientes lágrimas. Tomó asiento en el borde de la cama y cubrió mis manos con las suyas— Hoy no solo te casas, Vera Gin. Hoy empieza esa nueva etapa tuya como mujer, esposa y próximamente madre. Deseo enormemente que te vaya espectacular, mi niña. —acarició mi cabello con ternura— Papá y yo te amamos, y cuando quieras volver, aquí estaremos.
—Ay, mamá. —no pude contener la lágrimas— Estoy feliz porque siento que por primera vez estoy escogiendo bien. Christopher me ama, al igual que yo... es un hombre maravilloso. No puedo pedirle más a la vida.
Mamá me abrazó, segundo después se unió papá.
—¿Por qué me dejan de lado?—refunfuñó.
Todos nos reímos y luego nos separamos.
(...)
—¡Salud! —gritaron mis amigas.
—Chicas, muchas gracias. —dije yo.
Nos encontrábamos en el salón de belleza, estábamos siendo atendidas por la hermana de mi mejor amiga. Y no solo éramos ella y yo, sino también mis primas y otras amigas cercanas. Nos pusimos de acuerdo de venir aquí porque nos saldría un buen descuento, y más a mí, que era la novia.
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VOLVER A ARDER
RomanceUna joven que sueña con casarse con el que parece ser el amor de su vida, pero a minutos de caminar por el altar, un mensaje inesperado la hace dudar.