El objetivo de la frase es dar el mensaje de que a veces nuestros instintos no fallan y que por muy reiteradas que estén las cosas no quiere decir que no sigan ocurriendo. Cabe aclarar de que no siempre es así y que no se debe juzgar por apariencias, pero que la confianza en nuestras percepciones nunca está de más a la hora de tener cuidado.
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