Capítulo 1

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Rin se concentraba en su ordenador, finalizando las facturas pendientes.

—Voy a la tienda de la esquina —dijo Kohaku, estirándose en su silla—. ¿Quieres algo?

—Gracias, pero estoy bien por ahora — le respondió sin apartar la vista de la pantalla. Los últimos días habían marcado una distancia evidente entre ella y su compañero de trabajo.

Kohaku se levantó, reprimiendo las preguntas que surgían en su mente. Rin lo observó de reojo salir de la oficina. Nunca había conocido a alguien tan considerado y amable como él, y su sonrisa... simplemente encantadora. Al principio, creía que su afecto era meramente fraternal, pero las conversaciones compartidas fueron tejiendo una conexión más profunda.

Un día, mientras se quedaban hasta tarde organizando pedidos de clientes importantes, entre risas y chistes para aligerar el ambiente, ocurrió lo inesperado: sus manos se rozaron y, casi sin pensar, se fundieron en un beso que comenzó suave y tierno, para luego intensificarse.

Era como un príncipe azul, y ella sabía que cualquier mujer desearía estar en su lugar. Sin embargo, había un obstáculo: su compromiso con Sesshomaru, el hombre que consideraba perfecto, especialmente después de que él se hiciera cargo de ella tras la muerte de sus padres, cuando ella tenía solo 11 años y él 19.

Al principio, la relación fue tensa. ¿Cómo un joven que apenas estaba terminando sus estudios podía cuidar de una niña huérfana? Pero con el tiempo, Sesshomaru demostró ser más que capaz.

La puerta se abrió anunciando el regreso de Kohaku, quien volvía de la tienda con bocadillos en mano.

Después de continuar con sus tareas, al terminar la jornada, Kohaku encontró el coraje para abordar lo sucedido. Con delicadeza, sugirió que era mejor hablar sobre sus emociones en vez de ignorar el incidente.

—Esto es una locura, estoy comprometida... Sesshomaru es el amor de mi vida, y además, nuestro jefe —respondió Rin, poniendo énfasis en la última parte.

—¿Es eso lo que te detiene? ¿La inmensa fortuna de los Taisho hace que te conformes, en lugar de buscar lo que realmente te hace feliz?

—¿Así me ves? ¿Como alguien que sólo busca dinero? Gracias por eso... —dijo Rin con un tono de decepción, recogiendo sus cosas para irse.

—No, eso no fue lo que quise decir, por favor, espera. Tenemos que resolver esto —intentó Kohaku, pero Rin decidió marcharse, eligiendo ignorar a su colega deliberadamente.

En los días siguientes, el ambiente cambió drásticamente. Los coqueteos se detuvieron. Rin solo le hablaba a Kohaku por asuntos de trabajo, manteniendo una distancia fría. Kohaku, por su parte, insistía en que no dejaría las cosas así, convencido de que los sentimientos de Rin hacia él eran recíprocos.
Rin, sin embargo, se sumergió en sus responsabilidades laborales y en los preparativos de su boda con Sesshomaru. Para el resto del mundo, Sesshomaru podía ser visto como un ser implacable, pero Rin conocía su lado compasivo y amoroso. A pesar de la tensión y el conflicto interno, se aferró a la imagen de su futuro con él, tratando de ignorar las dudas que Kohaku había sembrado en su corazón.

***

En una noche iluminada por la suave luz de las velas, Rin y Sesshomaru, disfrutaban de una cena llena de cercanía y cariño.

—Pareces tensa hoy. ¿Qué te parece si te doy un masaje después de cenar? —Sesshomaru lo sugirió con su habitual tono sereno que tanto calmaba a Rin.

—Gracias, realmente eres increíble —le agradeció, mientras él le daba un beso en la frente, un gesto tierno que nunca fallaba en hacerla sonreír.

—He pensado mucho en tu idea de abrir una casa hogar para niños necesitados. Es una iniciativa maravillosa y tienes todo mi apoyo —compartió él, esperando la reacción de su prometida.

Rin sonrió ampliamente. —Sabía que te gustaría. Podemos marcar una diferencia juntos, ayudar a tantos niños.
Sesshomaru se limitó a asentir.
Cuando la conversación se tornó aún más íntima, Él habló de otra propuesta de Rin con cierta cautela.
—Y sobre adoptar un niño después de casarnos... tienes razón. Me haría muy feliz.

—¿De verdad? —Rin giró para mirarlo, su rostro lleno de sorpresa y felicidad. —No esperaba que aceptaras tan pronto.

—Hacer feliz es mi mayor propósito —dijo él, esas palabras tan simples escondían un enorme significado.

Eso la bañó de una calidez reconfortante, pero casi de inmediato, la culpa la comenzó a carcomer por dentro. Su amado prometido, siempre buscaba complacerla, confiaba ciegamente en su amor y ella había cometido la estupidez de traicionar ese vínculo tan sagrado por un instante de debilidad.

—Voy al baño —se excusó y corrió al tocador.

Lágrimas silenciosas rodaron por sus mejillas al imaginar el dolor que le causaría a Sesshomaru si se enteraba. Él, quien le había entregado su corazón sin reservas, no merecía una puñalada así en la espalda. Pero, ¿sería peor ocultárselo? ¿Construir su matrimonio sobre una mentira que tarde o temprano los corroería?

***
Todo en su cabeza era un caos, y ese día en la oficina lo complicó más, pues un par de policías acudieron a las instalaciones con el fin de llevarse a Kohaku por robó y fraude empresarial.

El alma se le cayó a los pies al escuchar esas palabras.  Las piezas comenzaron a encajar en su mente atormenta; el tipo solo quería engatusarla para poder robar más dinero. Se lamentó y repitió mil veces lo estúpida que fue.
En la tarde, Sesshomaru apareció en su oficina, con un vaso de chocolate caliente en su mano. Ella recordó lo reconfortante que resultaba esa bebida cuando era pequeña.

—Gracias.

—Supuse que estarías conmocionada por todo el show que armó la policía, pedí claramente que trataran este asunto con discreción; pero ya vi que les fascinan las cámaras —Negó con la cabeza, desaprobando la situación.

—Sesshomaru... yo... tengo algo que decirte… —balbuceó entre lágrimas.

—¿Qué ocurre? —Dio unos cuantos pasos, quedando centímetros frente a ella—. Puedes confiar en mí.

Rin le confesó lo del beso sin tener el valor de mirarlo a los ojos. El rostro de Sesshomaru era una máscara de piedra cuando terminó de hablar. Un silencio tenso y abrumador se cernió sobre ellos. Rin deseaba que la tierra se abriera y la tragara.

—Lo siento... lo siento tanto… —fue lo único que atinó a musitar.
Para su sorpresa, Sesshomaru la envolvió entre sus brazos y la estrechó contra su pecho con fuerza. Rin rompió en un llanto desgarrador, abrumada por la culpa y la vergüenza.

—Lo que hiciste estuvo mal —murmuró Sesshomaru con voz grave—. Me lastimaste profundamente, Rin. Más de lo que puedas imaginar.
Ella asintió, incapaz de articular palabra. Sesshomaru le tomó el rostro entre las manos con infinita ternura.

»Pero te amo. Te amo con todo mi ser. Y si dices que fue sólo un error, un desliz... estoy dispuesto a perdonarte.

Rin lo miró entre las lágrimas, incrédula. Sesshomaru le acarició la mejilla con dulzura.

»No será fácil, no te mentiré. Necesitaré tiempo para sanar esta herida y recuperar la confianza. Pero contigo a mi lado, lucharé por reconstruir lo que ese miserable intentó destruir.

Rin se aferró a él con todas sus fuerzas, sollozando contra su pecho. La había perdonado. Sesshomaru, su amado Sesshomaru, le estaba dando una segunda oportunidad. Se sintió indigna de tal gesto, pero renacía en ella la esperanza. Sería mejor persona, más fiel y honesta que nunca. Lucharía por reconquistar cada día el corazón de su prometido. Porque su amor era lo más preciado que tenía, y no volvería a cometerla insensatez de ponerlo en riesgo.



Notas de la autora:
Dejaré este two-shot y me iré lentamente...
bloomiri19

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⏰ Última actualización: Mar 08 ⏰

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