CAPITULO 8

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ACTUALIDAD

¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras flotando en una realidad distorsionada, como si estuvieras observando el mundo desde fuera de tu propio cuerpo? Es una sensación extraña y desconcertante, como si estuvieras atrapado en un sueño del que no puedes despertar, o peor aún, en una pesadilla de la que no puedes escapar.

Eso es exactamente lo que estoy experimentando en este momento. Aquí estoy, en este sótano oscuro y sombrío, mirando el cuerpo inerte frente a mí. Parece tan tranquilo, como si estuviera dormido, pero sé que no lo está. Sé que está muerto, y la realidad de esa verdad golpea como un puñetazo en el estómago.

Me siento aturdida, confundida. ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué ha pasado? Mi mente es un torbellino de preguntas sin respuesta, y cada vez que intento recordar, siento como si estuviera tratando de atrapar humo entre mis dedos.

Las lágrimas comienzan a fluir, silenciosas y desesperadas. No puedo contenerlas, ni quiero. Me arrodillo junto al cuerpo frío, y mis manos tiemblan al tocar su piel ya sin vida. Quiero sacudirlo, gritarle que despierte, que esto no puede ser real. Pero sé que es inútil. Sé que nada de lo que haga cambiará lo que ya ha ocurrido.

Y entonces, escucho los pasos en la parte superior de la casa. El sonido se filtra a través del silencio opresivo del sótano, y mi corazón da un vuelco en mi pecho. ¿Quién viene? ¿Qué debo hacer? Mi mente se nubla con el pánico, y apenas puedo respirar mientras espero, con el corazón en la garganta, a que la persona desconocida se revele.

Y entonces, lo hacen. Bajan las escaleras con una calma que me resulta aterradora. Y cuando sus ojos se encuentran con los míos, siento como si estuviera mirando al mismísimo abismo.

-Hola, Ruth.- dicen, y en sus palabras encuentro una promesa de más confusión, más dolor, más horror.

Y así, me encuentro atrapada en esta pesadilla, sin salida a la vista.

PASADO

Alexander se encontraba en mi casa y ambos decidimos hacer un maratón de Harry Potter. Él estaba cómodamente acostado en mi cama mientras yo me encontraba sentada, disfrutando de las palomitas que habíamos hecho juntos.

-No puedo creer que seas de Slytherin. ¿Cómo se supone que nos llevaremos bien? - dijo Alexander con una sonrisa juguetona.

Solté una carcajada, encontrando su comentario divertido.

- ¿Y por qué no nos llevaríamos bien? Seguro que las diferencias entre nuestras casas hacen la amistad aún más interesante.

-Tienes un punto ahí, Ruthy. Quizás seremos la prueba de que los de Slytherin y los de Gryffindor pueden llevarse bien - respondió con una chispa de diversión en sus ojos.

Él frunció el ceño y me quitó el bol de palomitas de las piernas para empezar a comer lo que llevaba dentro.

Solté una risita mientras observaba cómo devoraba las palomitas. Cada pequeño gesto suyo me resultaba encantador, y pasar tiempo juntos se había convertido en uno de mis momentos favoritos del día.

-Ruth, amo las películas de Harry Potter, pero se me acaba de ocurrir algo - dijo de repente.

-Cuéntame de qué se trata - lo miré con curiosidad, anticipando una de sus ideas creativas.

-Te lo contaré en el coche, pero ya tenemos que irnos, porque se nos hace tarde - respondió, levantándose de la cama con una energía renovada.

Nos dirigíamos a una montaña para ver el atardecer. Mientras conducíamos, Alexander tarareaba una melodía suave, creando un ambiente relajado y cómodo en el coche. Cuando llegamos a nuestro destino, el sol comenzaba a sumergirse en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos y dorados.

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⏰ Última actualización: Mar 08 ⏰

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