El fin de una era.

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Las cosas solo empezaban para itadori que veía como la nueva maldición se formaba y como sukuna se preparaba para lucha contra ella.

Las cosas solo empezaban para itadori que veía como la nueva maldición se formaba y como sukuna se preparaba para lucha contra ella

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(Ignoren a kenjaku).

Itadori solo quería salir corriendo por la presión que emanaba el espíritu maldito más poderoso que haya existido a nacido completamente su solo imagen y presencia le daba ganas de vomitar pero decidido se paró firme para peliar pero sintio como una fuerza lo atraía hacia la criatura o mejor dicho aberración.

Por otro lado sukuna estaba en éxtasis por peliar con esa maldición de tal nivel la más fuerte que haya conocido o conocera sin mirar a su alrededor.

La lucha entre Sukuna, el temido Rey de las Maldiciones, y la maldición  más poderosa dio inicio a una batalla que desafió los límites de la hechizeria y la realidad misma. En el campo de batalla ya destruido, marcado por la devastación de sus enfrentamientos anteriores, se encontraron cara a cara dos fuerzas que representaban lo más oscuro y primitivo del mundo.

Sukuna, con su arrogancia característica , avanzó con pasos seguros, pero alerta de cada movimiento. Sus ojos, centelleantes con la malicia ancestral, se fijaron en su oponente, preparado para desatar su poder sin restricciones.

La maldición, una masa informe de sombras retorcidas y malicia concentrada, se alzó frente a él, emanando una presencia palpable de malevolencia pura. Sin forma definida,en constante cambio pero con una presencia abrumadora, la maldición desafió a Sukuna con su propia fuerza implacable.

El choque de poderes fue como el rugido de un trueno, sacudiendo la tierra y oscureciendo el cielo con su ferocidad. Sukuna lanzó ataques y cortes despiadados, cada golpe una expresión de su dominio el manejo de su ritual como energía tan refinada en sus años de experiencia. Sin embargo, la maldición respondió con una violencia igualmente despiadada,aún siendo apnea un recién nacido cada embestida era un recordatorio de su naturaleza de destrucción y caos que arrasaría con todo a su paso.

La batalla inicio, los dos contendientes intercambiando golpes y contragolpes en una danza mortal de poder y desesperación. Sukuna, con su ingenio táctico y su astucia innata, buscaba debilidades en la maldición, mientras que esta última se aferraba a sus instintos como un animal salvaje cambiando de técnicas al ser una almalga de almas de humanos y maldiciones tenía completo acceso a su tecnicas y al secreto que ninguno hechicero a podido averiguar y comprender la caja negra.

Cada momento de la batalla estaba impregnado de malicia y destrucción, cada movimiento tiene una precisión mortal. Los dos combatientes se empujaron para ver quién alcanzaba su límite pero la maldición sembraba muy superior en todo los aspectos de sus habilidades y más allá de la comprensión que los hechiceros pueden entender.

Sukuna se encuentra desesperado por que apesar de estar luchando como igual con la maldición sabia que esto terminaría con su muerte solo lograba  hacerle frente por su experiencia y que la maldición apenas comprendía sus técnicas y como utilizarlas.

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