Perfecto

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El sonido exterior, cada vez más notorio, le producía ansiedad, pero no tanta como para averiguar su origen.

Aunque él ya estaba preparado para cualquier amenaza, en realidad, nunca lo estaba realmente. Solo fingía estarlo, y lo hacía más por deber que por querer. Él no tenía el lujo de permitirse ser débil, debía mostrarse por fuera como lo contrario que era por dentro. Aunque también le gustaba que piensen que a él le afectaba. Al fin y al cabo, su esencia era esa.

No se nutría de la felicidad de la gente, eso lo dejaba para otras personas, él más bien aspiraba sus condiciones, deseos, necesidades, esperanzas. Y jugaba con eso. No tenía remordimiento, porque en el fondo sabía que no le pesaba, y que iba a poder dormir tranquilo.

¿Es un demonio? ¿Un monstruo?. Tal vez es todo eso y más, pensó él. Pero seguía sin odiarse a sí mismo. Y tal vez eso le preocupaba, (aunque seguía sin remordimiento).

Entonces ¿Qué es lo que hace que se odie? Tal vez el hecho de que no se puede odiar.

¿Se considera perfecto? Tal vez, a su manera. O mejor dicho, pensaba que su manera es la única, y él sabe que esto es peligroso, pero igualmente sigue sin odiarse a sí mismo.

No hay preocupación ¿Porque habría de haberla?, si él es perfecto, no hay de qué preocuparse.

Pero al fin y al cabo, está ansioso. Ansioso por el sonido de afuera, que no puede ser pasado por alto. Y esto le preocupa.

Entonces finalmente se dará cuenta de que no es tan perfecto como él dice ser. Pero para él, sigue siendo más que perfecto.

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