Capítulo 1

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Voy tarde.

Voy demasiado tarde. Se suponía que me tenía que despertar a las 7:00 para que me diera tiempo a prepararme, pero no, tenía que posponer la alarma 10 malditas veces. Debería llevar despierta más de una hora, debería haberme puesto la ropa elegante y mínimo haberme lavado la cara, debería...

–Leah, ¿pero tú no has visto la hora o qué? ¿No se suponía que ibas a buscar piso? –Mi madre se queda un poco parada al ver el panorama, que es principalmente, yo corriendo de un lado a otro por mi habitación buscando la ropa, arreglándome el pelo y echándome máscara de pestañas, todo a la misma vez.

–Pues eso se suponía, sí, pero resulta que me he dormido.

–Pues vas tarde, ¿a qué hora habías quedado con la chica? –Lleva puesto el pijama del hospital, y seguramente va con prisa, pero aun así tiene tiempo de interrogarme.

En fin, madres.

–A las 11:30 en el departamento, lo bueno es que solo está a dos horas, así que creo que llegaré bien de tiempo, de todas formas me voy a ir ya, ya desayunaré cuando termine la visita.

–Espero que vaya bien, ¿te ha dicho cuántos viven en el departamento?

–Sí, se supone que están ella y dos chicos mas, aunque todos estamos estudiando, dudo mucho que coincidamos bastante a la hora de comer –Me rio un poco por los nervios y ella se ríe un poco también conmigo, sabe que necesito irme un tiempo, y lo entiende, nos queremos mucho, pero tengo 19 años y necesito salir de este pequeño pueblo, además, así estaría mucho más cerca de la universidad.

–De acuerdo, esta noche tengo guardia así que no creo que esté aquí para cuando vuelvas, hay pollo con patatas en la nevera. –Se acerca a darme un abrazo, lo acepto, y aunque se que mañana la veré me pongo un poquito sentimental, que se le va a hacer.

Tras despedirme de mi madre cojo las llaves del coche, el bolso y pongo por fin rumbo a Los Ángeles, y con "Beautiful Things" de Benson Boone de fondo empiezo a pensar en que ojalá el sitio esté bien, y pueda irme a vivir allí cuanto antes.

***

Al fin, dos horas y treinta minutos más tarde y la triste playlist repetida 6 veces, llego al barrio donde se supone que está el departamento donde espero poder vivir.

Que sean majos señor, solo pido eso.

La verdad, la zona es preciosa. Hay bastantes bloques de edificios, pero es muy verde. Hay demasiados árboles en la calle, he visto varios parques mientras llegaba con el coche y un montón de niños corriendo y jugando.

Aparco el coche dónde puedo, que acaba siendo entre dos preciosos robles, se escuchan muchos pájaros así que espero que no lo manchen mucho porque es nuevo y me gustaría que aguantara un poquito más limpio.

Hay varias cafeterías, así que podría probar suerte en alguna a ver si consigo algún trabajo para poder pagar el alquiler, no me gusta pedir dinero y encima mi madre no me echado, que si fuera así le pediría al menos 3 meses de adelanto –mente de tiburón le dicen– pero como me voy por mi misma tampoco quiero ser una carga para ella en esto, aunque estoy segura de que me lo prestaría.

Sigo caminando y me siento como si de verdad viviera aquí, me veo aquí terminando la carrera, y no si más allá en el futuro... pero mínimo como estudiante.

Según Google Maps, estoy a dos minutos del departamento, y cuando levanto la vista veo un edificio no muy alto, quizás de unos cinco pisos, blanco, y con muchos floreros en la fachada, está repleto de rosas, jazmines, tulipanes... la dueña del edificio si que tiene buen gusto.

El otoño que vivimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora