𝐋a princesa del bufón

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- 𝐇abía una vez, hace mucho tiempo atrás en un gran castillo, existía un bufón que cómo cualquier otro, era el hazmerreír de la familia real y objeto de burla... Se sentía como una simple marioneta, y eso era para todos según él, ya que no solo los reyes se burlaban de él, también el personal que trabajaba en el castillo.

Cada que era requerido para entretener a la familia real, lo hacía sin rechistar pero también sin entusiasmo y siempre se daba cuenta de que sus risas no eran porque él fuera divertido... Sino que eran crueles y burlonas; Excepto la de la hija única del rey, la princesa, la única persona que en verdad disfrutaba de verlo sin ningúna otra intención, cosa que lo llegaba a confortar un poco.

A veces se encontraban por casualidad en algunos pasillos del castillo, sin embargo nunca hablaban, ya que el bufón tenía prohibido hablar con la familia real a menos de que fuera petición del rey y solo de él. Eso no quitaba el hecho de que se mandaran sonrisas cálidas y dulces, acciones que no se podrían expresar en ningún idioma.

Una vez el bufón fue al jardín del castillo y arrancó una rosa color carmesí cortando un poco sus manos por las espinas que venían con esta, ahora el color carmesí no estaba solo en los pétalos, si no también en el tallo... Arrancó espina por espina para que la princesa no se llegara a cortar si aceptara la flor que con dolor consiguió.

Cuando llegó a dónde la princesa, primero observo el lugar para comprobar que no hubiera nadie, hizo una reverencia y después luego de dar una vuelta, se arrodilló y le ofreció la flor, a lo que la contraria soltó una pequeña risa por la vuelta y la forma tan divertida en la que le había entregado aquella bella flor.

La princesa acepto la rosa y la tomó con delicadeza entre sus manos, para luego darse cuenta de las manos lastimadas del bufón, le ayudo a levantarse del suelo y agarro su mano para llevarlo a una habitación vacía, hizo que tomara asiento y empezó a buscar algo, el bufón había quedado confundido por las acciones de la princesa, este al notar que la castaña traía vendajes en sus manos, entendió todo; Ella se había dado cuenta de los cortes en sus manos... Él la miró fijamente y le sonrió, tenía un corazón igual de hermoso que ella.

Ella le devolvió la sonrisa levemente y luego tomó una de las manos del bufón para luego vendarla con un poco de torpeza, ya que nunca había hecho algo parecido a eso antes, sin embargo dió su mejor esfuerzo para asegurarse de que el vendaje quedara bien, cosa que hizo que el contrario reforzara la idea de que ella era la única de alma pura y buena de todo el castillo... Y eso que el castillo era bastante grande.

Luego de ese momento y a medida de que pasaba el tiempo, el bufón le empezó a llevar varios papelitos con poemas o mensajes lindos cuando no había nadie alrededor, usualmente cuando se cruzaban en los mismos lugares siempre, quizás era a propósito por parte de ambos... La princesa aceptaba los papelitos con gusto, los guardaba y cuando llegaba a su habitación, los leía con emoción... Y cuando terminaba de leerlos los metía en una pequeña cajita que escondía en su gran armario; sería realmente malo para el contrario si la llegaban a encontrar.

Cómo cualquier princesa e hija única del rey, debía buscar un prometido que fuera al igual que ella, de la realeza, la idea de tener una alianza con algún reino vecino, sería bastante buena en algún momento difícil... Era su deber, o eso decían sus padres. No tardó en encontrar alguno, habían bastantes interesados en ella, la idea de casarse no era de su agrado y mucho menos con alguien que no conociera o amara, pero debía hacerlo...

Al final la princesa se terminó comprometiendo con un príncipe apuesto y amable pero valiente y decidido de un reino cercano, era como el mejor de todos... Cuando este llegó al castillo, le llevo un ramo de rosas, el cual la princesa con una sonrisa acepto, pero rápidamente dejo de lado, ya que no le interesaba. Cuando charlaron un rato a solas el príncipe dejo en claro que no estaba interesado en ella y viceversa, sin embargo se hicieron muy buenos amigos en un corto período de tiempo. Los padres de ambos estaban satisfechos y todo era alegría por el reciente compromiso... Exepto por alguien, el bufón.

El bufón, por los sentimientos que tenía por la princesa, le entristeció saber que ella se tenía que comprometer, aún así siguió dándole cartas e incluso llegó a conocer al príncipe, cosa que le hizo sentir un poco de alivio saber que no estaba interesado en ella, ni ella en él.

El corazón de la princesa, desde la primera vez que se encontraron en los pasillos del gran castillo, le perteneció al bufón... Y el corazón del bufón desde la primera vez que la vió reír con alegría, le perteneció a la princesa.

Un día que el bufón se topo con la princesa, salieron juntos al jardín, acompañados del príncipe para que nadie sospechara o descubriera algo que los podría perjudicar. Y allí fue donde se dio... su primer beso, la princesa había tomado las mejillas del bufón y planto un beso en sus labios con delicadeza, el príncipe solo observaba la escena, la princesa besando al bufón con un pequeño sonrojo y el bufón rojo hasta las orejas, aunque era lo único que se podía ver por el montón de maquillaje que tenía; pero también a su alrededor para asegurarse que nadie estuviera cerca.

Para su mala suerte, luego de unas semanas, la Reina y madre de la princesa... Encontró la caja donde la princesa guardaba las cartas que le daba el bufón, ella horrorizada le llevó las cartas a su esposo el rey, al enterarse de que el que le daba las cartas era el bufón, lo mando a matar por tal acto, él un bufón don nadie, con su única y preciada hija que ya estaba comprometida... Era simplemente una atrocidad para el rey.

Encarcelaron al bufón y fijaron su fecha de ejecución, la princesa lloro a escondidas como nunca antes, los padres de ambos estaban decepcionados con la princesa por tal deshonra hacia el príncipe... y el príncipe estaba sin palabras y un tanto asustado, ya que se enteró que él iba a ser el que le clavaría una espada en el corazón al bufón por meterse con su prometida...

El día de la ejecución llegó y todo el reino veía la escena, los reyes y la princesa estaban sentados, y el príncipe y el bufón estaban en el centro de todos... El bufón estaba atado y no se atrevía a levantar la vista, el príncipe parecía firme y tenía una expresión seria en sus rostro, pero por dentro estaba asustado y triste, la princesa tenía una expresión serena, ocultaba sus ganas de romper en llanto por ver cómo su amigo y prometido, tendría que matar a la persona que amaba.

Tocó las 12 el reloj y el príncipe desenvainó su espada... Trago en seco y clavó su espada en el corazón del contrario como se le había ordenado. El tiempo se había frenado, como si todo pasara en cámara lenta, incluso no había ningún ruido, todo estaba en silencio, los ojos de la princesa se cristalizaron al ver la escena, la mirada del príncipe se oscureció y se acercó al cuerpo ya sin vida del bufón para sacar su espada y volverla a guardar.

La espada quedó repleta de aquel líquido carmesí, que ni siquiera se atrevió a mirar, sentía escalofríos y cómo si estuvieran apretando su corazón para hacerlo explotar, miles de preguntas inundaron su mente. ¿Y si se hubiera negado? ¿Y si hubiera hecho algo al respecto? ¿Podría haberlo salvado? ¿Y si lo hubiera visto venir y advertirles? Acaso así... ¿Seguiría vivo?

El cuerpo del bufón fue enterrado en las afueras del reino por órdenes del rey, no quería que quedara más nada de él en aquel lugar.

La princesa lloraba en su habitación mientras el príncipe la rodeaba con sus brazos en un cálido y reconfortante abrazo. Luego de un rato, el príncipe le contó que antes de que muriera el bufón, le había susurrado algo al oído; era la primera vez que escuchaba su voz ya que nunca hablo cuando estaban juntos. Le había dicho que le dijera a la princesa que la amaba...

Aquellas palabras del príncipe hicieron que la princesa se estremeciera, con una de sus manos tapó su boca mientras sentía cómo esta se humedecía por las lágrimas, se había dado cuenta de algo, nunca pudo escuchar su voz, ni una sola vez.

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- 𝐔n par de años después, la nueva reina y rey del reino, se dirigían a las afueras de este con una rosa, en donde estaba la tumba del bufón llena de flores que crecieron naturalmente allí, y arriba de la cruz, su sombrero... la reina se acercó con la rosa en la mano y la dejo con cuidado, esbozando una pequeña pero triste sonrisa.

𝐄𝐋 𝐅𝐈𝐍

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