Delirio

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Dentro de la comisaría nadie le llamaba la atención, siempre estuvo patrullando con Conway pero nunca sintió algo más que cariño y respeto mutuo... Pero ¿Por qué con él se sentía extraño? El tan solo verle a los ojos le hacen creer que no hay nadie más en su mundo.

Gustabo es un chico muy atractivo, sus dos faros azules, su cabellera rubia como el sol y su porte de caballero, era obvio que podría tener a toda la ciudad de Los Santos a sus pies, se llevaba bien con criminales y compañeros. Realmente no se había fijado en alguien, pero por alguna extraña razón, Freddy Trucazo era su perdición, un moreno alto, bien vestido, un porte de criminal y demasiado atractivo, es el único hombre que le interesa, su olor a perfume caro era una condena que lo atraía a él. Es el diablo, no necesita hacer absolutamente nada para que el mundo lo culpe de ser la peor tentación en la tierra.

Dentro de comisaría siempre se llevaban miradas, todos eran concientes de la gran tensión que había entre ellos, el mundo sabía que esos dos se tenían ganas.

Ya habían tenido algunos encuentros sexuales, románticos y salvajes, algo totalmente increíble, era el extasis para este par de locos.

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Freddy se encontraba en su oficina, llevó su mano a su bolsillo para sacar su celular y apreciar una foto de Gustabo, era tan bello... Tan bello en todas las formas o posiciones posibles. Soltó un suspiro pesado y empezó a imaginar escenas explícitas, tanto así que notó la ereción dentro de su pantalón. Era obvio, necesitaba a Gustabo.
Sin nada que perder, le mando un mensaje, una foto de su ereción con una pequeña descripción:

"Te necesito aquí"

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Gustabo se encontraba con Isidoro patrullando.
- No veas cómo va el día, tete - Si si, ya veo - Recibió el mensaje de Trucazo, cuando lo abrió se sonrojó tanto que para Isidoro no pasó desapercibido - ¿Qué pasa, tete? ¿Todo bien? - Gustabo pasó saliva y respondió - S-si, si... Todo bien. Oye, déjame en comisaría y ve a patrullar
- Está bien, mi coñito de fresa - le guiñó un ojo
- Rápido Isidoro!

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Gustabo a penas llegó a comisaría fue corriendo a la oficina de Freddy, llegó, abrió la puerta y la cerró con seguro.

-Te estuve esperando, veo que llegaste rápido...
-¿ Y cómo no hacerlo? - Se acercó a Freddy lentamente y se montó encima suyo para tomarlo de la nuca y besarlo desenfrenadamente mientras movía su pelvis sobre la entrepierna del contrario.
Trucazo tomó las caderas de García, subía sus manos lentamente a su torso para quitarle el chaleco, se separaron por falta de aire.

- No sabes cuánto me excitas - le desabotonaba aquella camisa verde para hacer chupetones en el cuello mientras el otro acariciaba su cabello azabache - Yo creo que si lo sé - se movía haciendo círculos y sintiendo cada vez más el bulto de aquel hombre que lo volvía loco.

- Neno, no aguanto más - entre jadeos apartó a Gustabo para sacarse la cremallera del pantalón junto a él el bóxer que ocultaba su gran polla.
El menor estaba fascinado, recordaba todas las veces que el moreno lo hizo suyo, él solo se dejaba llevar. Se arrodilló, le vio a los ojos mientras pasaba su lengua por el falo muy lentamente.

-Eres un hijo de puta - con una mano tomaba el miembro del moreno y con la otra tocaba sus testículos para besar su glande, chupaba su polla de manera lenta, Freddy acariciaba su rostro, su cabeza iba adelante y atrás, repentinamente, Trucazo lo tomo por la nuca y empezó a embestir su boca generandole pequeñas arcadas.

-Conmigo no vas a estar jugando, Gustabiño- decía jadeando, el contrario disfrutaba de ello mientras acariciaba y arañaba sus muslos.
Freddy se sentía en la gloria, ver esos ojos azules que se cristalizaban por las arcadas, sus labios rosados y su cabello dorado, era como si el diablo estuviese dominando a un ser angelical. Sentía cómo su cuerpo se electrificaba, echaba su cabeza hacia atrás tras el asomo del orgasmo para después venirse en la boca de su rubio favorito.

Gustabo se paró, tragó el semen, pasó su lengua por sus labios y beso al moreno, el contrario lo tomó por las caderas, sin separase de él lo sentó encima de su escritorio, tiró todas las cosas que habían, se deshizo por completo de la camisa del menor y comenzó a chupar los pezones rosados de su amante dejando marcas rojas sobre su pecho, Gustabo jadeaba, eso a Freddy le encantaba, pero le encantaba aún más hacerlo gemir.

Besaba el abdomen del menor hasta llegar a su entrepierna, le quitó el pantalón y el bóxer.
-Freddy, ¿Estás seguro qué aquí está bien? - preguntó con un tono de voz inocente - Joder neno, te he follado en lugares llenos de gente - el rubio solo le dió una sonrisa pícara.

El moreno llevó dos dedos a la boca del contrario, el ojiazul los chupó empapandolos de saliva mientras veía sensualmente a esos ojos negros, negros como la oscuridad del universo.

Freddy introdujo lentamente sus dedos en la entrada del pasivo, escuchaba como gemía, sus oídos eran bendecidos. Se movía lentamente, al notar que la entrada estaba dilatada, sin previo aviso, metió su miembro.

Ah! Freddy~ -el rubio hundía su cara en el pecho del contrario
-Silencio Gus, nos pueden escuchar - susurró en el odio del contrario para después morderle el cuello.

Se empezó a mover lentamente, dentro y fuera mientras se unían en un beso frenético, iba cada vez más rápido. - Jo-der, Freddy, m-mm~ - se aferraba a los hombros de se hombre - Neno... - comenzó a embestirlo duramente.

Gustabo se acostó sobre el escritorio, con el cabello alborotado, los brazos estirados, sus ojos llorosos, con la boca entre abierta, el rostro sudado y enrojecido, se veía tan bien.

Freddy lo tomaba por el cuello con una mano y con la otra apretaba el pezon del contrario, no dejaba de embestirlo, escuchar a su pareja gemir lo era todo.
Por otro lado, el rubio sentía la polla del azabache entrar y salir de él, Dios, eso era lo que más amaba, ver a su hombre someterlo, era lo que más deseaba.

Podía apreciar cómo el cabello del moreno bajaba por su frente y el color rojizo que tenía en sus mejillas, se mordió el labio, acariciaba la mano que se encontraba en su cuello y con la otra comenzó a masturbarse, estaba delirando.

Freddy se acercó y lo besó, entre lanzaban sus lenguas, se separaron lentamente mientras que el mayor comenzó a sentir como una corriente eléctrica lo tomaba de pies a cabeza, el menor aceleraba los movimientos de su mano al sentir la misma sensación en su cuerpo para terminar corriendose a la par.

Gustabo sentía como el líquido blanquecino de su amado llenaba su interior, veía como su semen quedaba impregnado en su abdomen, jadeando y sin sacar el miembro del otro se acercó, puso sus brazos sobre sus hombros y lo besó tiernamente.

-Te amo Freddy - le sonreía mientras acariciaba y acomodaba su cabello alborotado
-Te amo Gus.
- se escuchó el sonido de la radio-
-Imbéciles. Los quiero en mi despacho, ¡Ahora! - Los dos se quedaron en blanco al escuchar la voz del Superintendente - Mierda - maldijo el moreno.

-Freddy de mierda, no te quitaste el chaleco - sonrió para volver a besar al contrario.
A los dos no les importó el llamado de Conway, así que fueron por el segundo round.

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Olaaam, este es mi primer escrito. Espero que les haya gustado este pequeño one shot, espero también que esto tenga un poco de apoyo.

Perdón si es que hay algún fallo ortográfico, espero y me lo hagan saber.

Gracias por leer. 💖

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