Un día más, un día menos, aquí estamos.
Cambio en el narrador porque me siento mucho más cómoda con este.LEAH WINSLOW
Las luces azules y rojas de los coches de policía con las que estaba tan familiarizada, ya no me desprendían seguridad alguna. Mis pies se pegaron en el suelo, como si hubiera pisado cemento y me hubiera quedado paralizada hasta que se terminara de secar. El valor que recorría mi cuerpo unos segundos atrás, se había esfumado casi tan rápido como él, dejándome fría, vulnerable hasta para la más mínima brisa.
No sabía muy bien que era lo que estaba sintiendo, tampoco creía que alguien pudiera hacerlo, pero era como… Ser una liebre en un prado abierto, rodeada de ojos brillantes que miran desde la oscuridad de los árboles, esperando el momento idóneo para lanzarse a tu cuello y acabar con tu vida. Rápidos, silenciosos, devastadores…
Mortales.
—¿Leah? —la voz de alguien que conocía muy bien consiguió sacarme de mis pensamientos.
Mi sistema respiratorio volvió a funcionar, y lo supe cuando inhalé aire con una necesidad casi agonizante y mi cabeza empezó a dar vueltas como un péndulo de feria. ¿Cuánto tiempo había estado sin respirar?
Me dejé caer al suelo con toda la suavidad que me permitieron los nervios de mi cuerpo y me llevé las manos a la garganta, incrédula. A mis espaldas, sonaban pasos fuertes y desesperados que venían directamente hacia mí.
—¡Leah! —la voz del hombre salió directamente de su garganta.
Sus brazos me rodearon tan pronto como me tuvieron lo suficientemente cerca. Levanté la mirada para asegurarme de que era quién yo creía, encontrándome con unos ojos verdes como la selva en época de lluvias que por suerte, reconocía.
—Nate —su nombre se escapó por mis labios, sin fuerza.
Como era típico de él, no dudó y me alzó con sus brazos, colocando uno de ellos bajo mis rodillas y el otro rodeando mis hombros, sujetándome con fuerza. En otra ocasión no habría dudado en insistir en ir sola, en rechazar su tacto y todo lo que tuviera que ver con él, pero hoy era incapaz de encontrar las fuerzas como para hacer algo así.
Caminó conmigo en brazos, pegándome a él todo lo posible, como si así pudiera protegerme de todo lo que habitaba a mi alrededor, hasta llegar frente a un coche de policía con el número “001” grabado en los laterales del chasis. Ver ese número fue como una bocanada de aire en mitad del fondo del mar, cuando crees que estás a punto de ahogarte, porque ese número había representado toda la vida al hombre que más admiraba.
Coincidí miradas con el conductor del coche, más concretamente con unos ojos pardos decorados con frondosas pestañas, hundidos y estilizados por unas cejas que ya presentaban las primeras canas por la edad. Una cortina de pánico cubrió sus ojos al encontrarse con los míos, que indiscutiblemente rogaban por su abrazo. Salió del coche con agilidad y ni siquiera se molestó en cerrar la puerta antes de correr hacia mí.
Ahí estaba él. Thomas Winslow, el jefe de la GNN y mi padre.
Me arrebató de los brazos de Nate para envolverme en los suyos. Me apretó con fuerza, como nunca antes lo había hecho y casi me rompo en pedazos al pensar en lo destrozado que habría acabado mi padre si llega a pasarme algo. Siempre había sido un hombre fuerte, lleno de valor y con un espíritu de guía inquebrantable, pero ahora, temblaba como un niño solo de ver que podría haber salido herida, o peor. Por eso mismo y otras muchas razones, decido hablar.
—Estoy bien —aseguré, al mismo tiempo que le correspondía el abrazo.
Noté como algunos de sus músculos se relajaron al oírme hablar, pero aun así, no dejaba de sujetarme con fuerza, como si tuviera miedo de que me arrancaran de sus brazos. Se separó un poco de mí, agarrando mi cara entre una de sus manos, comprobando si había alguna herida o rasguño, pero no lo encontraría. Estaba bien, al menos superficialmente. No me habían herido y tampoco parecían haber tenido la intención de hacerlo, los últimos dos hombres, claro.

ESTÁS LEYENDO
Obsesión
RomanceLeah Winslow, una estudiante de derecho en Oslo, lleva una vida aparentemente ordinaria hasta que un misterioso acosador comienza a acecharla. Conocedor de detalles íntimos de su vida y la de sus conocidos, Leah se enfrenta a un enigma desconcertant...