Jungkook:
Corea es un país lleno de supersticiones entre la gente, en la medida en que es inevitable no apegarse a ellas. En mi caso, desde que tengo memoria recuerdo esa frase tan típica de papá: "cuando naces en Busan, naces preparado para todos los cambios". Lo repetía tanto, que poco a poco mamá también fue parte de esa tendencia, pero para mí era una frase que más me decía sobre el extremismo en su regionalismo, que realmente por la facilidad que poseían de adaptarse a cualquier situación, pues sonaba más como una excusa ante la cantidad de situaciones por las que habíamos tenido que pasar por consecuencia de sus propios actos.
No tenía los suficientes dedos como para contar los estilos de vida que tuvimos, pero tenía muy presente en mí algunos de ellos. La mayoría terminaban con desenlaces que por poco y nos dejaban en la calle. Y el último de ellos, y el más importante, fue cuando nos llegó la "lotería" y vivimos de golpe un verdadero cambio: papá se hizo rico al aprender de fondo sobre el negocio inmobiliario en Seúl, gracias a hacer un par de contactos mientras trabajaba en un hotel en Haeundae.
Probablemente, se debió al orgullo que sentí cuando me enteré de que después de meses, la inversión de mi familia finalmente había dado frutos, que terminé formando parte del movimiento que papá y su frase habían empezado, lo que terminó siendo nuestro amuleto de la suerte.
—Te lo dije —me dijo mi padre, con una palmada en mi hombro al bajar del auto en el que minutos antes habíamos tenido una conversación sobre el tema, camino a nuestra mudanza.
Acabábamos de llegar a la puerta de la que sería entonces nuestra nueva casa en nada más y nada menos que en Seongbuk-dong, una zona que mamá y la abuela habían visto tanto en programas de televisión antes, y que a partir de eso desarrollaron una fijación por hablar todo el tiempo sobre cómo la gente ahí vivía en colinas, lo que según ellas eran un lujo mucho más extravagante que cualquier otro. «Como si vivir cerca a la playa no tuviera nada de bueno», era lo que pensaba al respecto en el punto en que me encontré rodando los ojos al escucharlas hablar, cosa que por supuesto se me quitó después de nuestra mudanza.
Sin embargo, luego de tres años tratando de acostumbrarme a lo increíblemente grande que la capital lucía para mí —aunque es una ciudad pequeña comparada a muchas otras en el mundo—; había una cosa para lo que la frase de papá no me preparó lo suficiente: encontrar el amor en Seúl.
Era consciente de que para muchos era un tema de poca relevancia cuando tus padres ahora poseían tanto dinero que ya tenías la vida resulta y una casa de la cual presumir tanto como pudieras, pero tras haber estado toda mi vida de una zona a otra, y ahora en otra ciudad intentando encajar con toda clase de niños ricos de siempre y los nuevos, como yo; nada parecía querer encajar.
Conocí a un par de chicas, todas eran lindas y parecían amables e interesadas en conocer al hijo de la nueva familia que tenía un par de historias sobre la playa y las costumbres de la gente de provincia que contar, pero nada más allá de eso. Terminamos siendo buenos conocidos, y de hecho, fue gracias a ellas que conocí a mucha gente y formé un círculo cercano de amigos.
Al contrario de lo que pensé, la cantidad de gente con la que congenié era bastante considerada, por lo que creí que sería solo cuestión de tiempo para que el amor llegara en algún punto y casi hasta le resté importancia cuando mi mente se vio ocupada con otras cosas: la universidad, por ejemplo.
Había dejado en Busan un par de rutinas y de malos hábitos tras mi mudanza, pero sin duda, el dejar de ser un noctámbulo no era parte de ello. De manera que me encontraba un jueves por la noche saliendo de la ducha con una toalla en mis manos, frotándola en mi pelo y caminando hasta la barra de la cocina de mi departamento para, una vez más, madrugar y terminar los pendientes de la semana. Ahí ya estaba mi laptop, unas cuantas libretas y hojas desacomodadas alrededor, junto a dos envases vacíos de ramen que antes de ducharme había devorado.
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de amor y otras codicias 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻
FanfictionJimin se encuentra atrapado en los hilos dorados de su familia de élite, y siente como las cadenas del deber y la expectativa lo sofocan. Su corazón anhela la autenticidad, un anhelo reprimido en un mundo donde los secretos son moneda de cambio y la...