C I: ¡Hola!

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En un castillo aislado en las montañas que protegían a los estudiantes de cualquier peligro que representaban los muggles -personas sin magia- un joven de pálida piel y cabello rubio claro caminaba por los pasillos, decidido a llegar antes a su clase de encantamientos.

Solo pensando en todo lo que habia estudiado la noche anterior y que estaba seguro, en esta clase se avanzaría.

Sus amigos más leales lo acompañaban, cada uno con sus cosas y la mirada sería, no podían mostrar una emoción diferente a esa pues así los criaron.

Sin esperar mucho notaron a los molestos leones al final del pasillo, perteneciendo a la casa contraria a la suya eran enemigos jurados y hubieran hecho comentarios sarcásticos sobre sus presencias pero tenían mejores cosas que hacer ahora, así que simplemente pasaron de largo bajo las malas muecas que tenían ese grupo.

A diferencia de lo que esperaba su autodenominado enemigo en esa casa no estaba ahí, con su séquito.

Y justo en la puerta de encantamientos apareció, rodando los ojos con molestia al verle, ya no le importaba como actuará, no podía simplemente rebajarse a los actuares de un niño sin modales. Por lo que ignorando estaba dispuesto a ingresar.

"Hola Draco" escucho la voz del chico que ahora lo miraba más tranquilo, estaba dispuesto a solo ignorarlo y seguir pero sus padres lo educaron bien.

"Hola Potter" hablo con toda la tranquilidad que pudo, para por fin entrar en sus clases, no hubo cuestionamientos sobre sus acciones pues cada uno de sus amigos conocía las reglas de los modales que compartían.

No le había tomado importancia, era solo un saludo común que posiblemente nunca se repetiría, estando ya cerca de su último año no tenía nada de que preocuparse, ya todo acabaría.

Al menos eso esperaba, las clases eran completamente molestas en especial con Umbridge en defensa contra las artes oscuras, pero eso no evitaba que siguiera con sus buenas notas.

Nada lo detendría de mantener su puesto como prefecto y por ende sus perfectas notas.

Con los días continuo esa dinámica de ser saludado por el cuatro ojos, mantuvo la cordialidad de manera decente, aunque era extraño que el chico siempre le sonriera en cada saludo ahora.

Era extraño claro pero no por ello se permitió flaquear. En poco tiempo ya la mujer molesta habia conseguido el poder del director para poder despedir a algunos profesores, no era de sorprenderse al estar respaldada por el ministerio, pero el término 'Suprema Inquisidora de Hogwarts' parecía demasiado presuntuoso.

Sus padres tenían pensado que para finales de año sería mejor cambiarlo a Durmstrang, sería mejor para él después de todos los problemas que conllevaría quedarse pero debía esperar al menos hasta que el curso acabará.

Como prefecto se hizo cargo de sus compañeros menores guiando sus estudios para no ser castigados, había visto a los menores de otras casas con esas horribles marcas que les dejaba esa horrible mujer, debía agradecer en cierta manera, gracias a ello pudo usar sus hechizos de curación en ellos.

Lo había hecho popular con los pequeños que lo veían como un protector, ya que al parecer no podían ir a la enfermería por la herida, prohibidos hasta de una curación.

Mantuvo esto en secreto de esta manera no sería molestado o reclamado por no dejar que los pequeños llevarán esos castigos, pero no veía justo que se les hiciera ello, suficiente castigo era limpiar los calderos en su opinión.

Aún así no ignoro la actitud de los Gryffindor, actuaban más amables de lo común, incluso se veían más tranquilos de lo que se esperaría.

Su casa era de las más afectadas por los castigos de esa mujer, claro que el más afectado seguía siendo Hufflepuff, supuso que por algún tipo de odio hacia los mestizos, su padre se lo había advertido.

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⏰ Última actualización: Apr 01 ⏰

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