Capítulo 21

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Alyssa

—¿Se te confeso? —pregunta Isabel sorprendida y asiento.

—¿Y lo rechazaste? —pregunta Elizabeth y vuelvo a asentir— Vaya, sigue siendo igual de decidido, no me puedo creer que vaya a hacer el intento de volver a enamorarte.

—Deberías darle una oportunidad —dice Isabel.

—Sabes que no puedo Isa —me quejo.

—Puedes pero no quieres, tienes miedo de lo que haga tu madre y se entiendo —dice Elizabeth—, pero si realmente quieres empezar a luchar por tu libertad podrías iniciar por darte otra oportunidad con Alex, las tres sabemos que todavía se aman y él puede ser un gran apoyo.

—Tengo miedo honestamente, una cosa es robar información sobre sus fraudes y crímenes arriesgándome a qué me vuelva a encerrar en el manicomio, pero ya otra es involucrar a Alex —digo— si regreso con él mi madre definitivamente se enterada y está vez si lo matara.

Las chicas se miran decepcionadas pero asienten, saben que tengo razón, por ahora no hay forma de que exista algo entre Alex y yo.

—Las pruebas que tengo no son suficientes, todavía faltan muchas más, además, esto no es ni siquiera la cuarta parte de todos los crímenes que a cometido mi madre, hay muchos más y necesito descubrirlos para poder hundirla —digo.

Las chicas están a punto de hablar cuando la puerta del consultorio se abre y por esta entra Josh.

—Necesitamos hablar —dice.

Sale antes de que pueda decir algo, las chicas me miran confundidas y yo lo sigo desconfiada.

Llegamos a una sala oscura y solitaria, nunca había estado aquí y se siente un ambiente tenso. Por la oscuridad no logro verlo por lo que me centro en su voz y pisadas.

«No irá a matarme ¿Verdad? Ay si que soy idiota, ¿Cómo se me ocurrió seguirlo hasta aquí sola? Me cae que si soy bien tonta, por eso siempre estoy al borde de la muerte.»

—¿De qué querías hablar? —pregunto intentando sonar tranquila.

—Eres idiota, Alyssa. —me sobre salto cuando me susurra al oído.

«¿En que momento se cambió de lugar?»

Me volteo pero ya no está.

—Sigues al tipo que a estado intentando matarte a una habitación alejada de todos, insonorizada y oscura, creo que no tienes instinto de supervivencia, me será tan fácil matarte. —lo escucho un poco lejos y no logro identificar dónde está.

«¿Por qué carajos no hace ruido al caminar?»

De pronto las luces se prenden, lo busco con la mirada hasta que lo veo detrás de mí.

—La única razón por la que has sobrevivido todo este tiempo es porque te han salvado —se acerca lentamente— primero Alex en el barranco, después también Alex en el incendio, luego Daniel en la fiesta y al último tus amigas, pero sin ellos no sobrevivirías.

—¿Y entonces que? ¿Me mataras? —pregunto— Creo que no tienes la inteligencia para realizar una buena venganza y yo que tenía altas expectativas en ti.

Ambos terminamos frente a frente, los dos estamos cruzados de brazos y tengo que levantar la cabeza para mirarlo a la cara aún así me esfuerzo en no mostrarle miedo.

—Una buenas venganza no basta con solo matar a esa persona o a las personas que quiere, que este no es el caso, la muerte es hasta un regalo para esas basuras, la verdadera venganza es hacerlos sufrir, torturarlos y condenarlos a una vida de infierno hasta su muerte.

cenizas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora