Seúl, Corea del Sur.
1990Incluso si portaba un abrigo caro, el frío que se colaba por la piel de su rostro y cuello desnudo era la única manera de mantenerlo despierto actualmente.
La mañana pegaba tan cruda en su reloj de muñeca que el tic tac se hacia cada vez más fuerte en su cabeza a tal punto de que iniciara un dolor punzante en la cien.
Era extraño. El reloj no era del gusto de TaeHyung, no le gustaba el color, no le gustaba el estilo de los números, tampoco le gustaba el material de las correas que sujetaban el reloj a su muñeca. No le gustaba para nada ese accesorio.
Y apesar de eso, siempre, cada mañana sin falta, se lo colocaba en su muñeca derecha.
Su vista continuaba en el farol postrado en la ezquina de aquel parque. La luz blanca que la bombilla iluminaba con debilidad hacía que TaeHyung sólo sintiera más el frío.
Temblando un poco en el asiento de aquella banca de madera, metió las manos en los bolsillos de su abrigo y se encongió un poco más en su lugar.
Suspirando, tanteó la bolsa trasera de su pantalón y sacó la cajetilla de cigarrillos. Tomó uno y seguido lo guió hasta sus labios, ya algo rosados por la temperatura baja. Guardó nuevamente la caja y prendió el cilíndro con su enscendedor de bolsillo, dio una larga calada de humo y lo exhaló luego de unos momentos.
Antes de que diera tomara mas de humo, pequeños fragmentos pasados invadieron su cabeza como una lluvia fuerte, haciéndolo escuchar más marcado el sonido en su reloj. Cerró los parpados con fuerza, e intentando calmarse se encogió más en su lugar, casi sintiendo el duro dolor de la madera en su espalda.
"La sinceridad es un arma de doble filo, TaeHyung. Y ambos sabemos que tú no la supiste usar."
TaeHyung sacudió la cabeza para así disipar lo que le aturdia y mejor se concentró en su entorno y en su cigarro.
El parque donde yacía se encontraba solo. Algunos árboles estaban ya sin hojas, el color de cada arbusto era de un castaño claro y rojizo (señal de que el otoño estaba por terminar dándole paso al invierno), los columpios y toboganes del pequeño parque infatil estaban fríos y sucios a causa del nulo uso que se le daban en esa temporada.
Miró su reloj, marcaba las cuatro y media de la madrugada. Suspiró de forma corta, el sueño le invadía pero el frío lo mantuvo despierto por un buen rato, no obstante, eso fue hasta que la nicotina del pequeño papel se consumió por completo dejando simplemente la esponjita.
Tomó el residuo del cigarrillo entre sus dedos fríos y lo arrojó al piso húmedo, exhaló por última vez y cerrándose más el abrigo se encogió en su lugar intentando dormir un poco, no importándole el temblor que sentía en todo el cuerpo.
Pasaron algunos minutos. Tal vez incluso horas. TaeHyung no lo sabía con seguridad, pero todo lo que distinguió cuando medio abrió los párpados fue una silueta algo borrosa junto a una voz desconocida y un ligero movimiento en su hombro derecho.
—Caballero, ¿se encuentra bien? —Le estaban llamando.
Abrió por completo los párpados y pudo ver que quien le hablaba era un hombre, haciéndolo reincorporarse en su asiento mientras se frotaba con calma uno de sus ojos.
Luego, miró de nuevo aquel extraño y lo examinó un poco con precausión; el sujeto portaba un abrigo negro al igual que un sombrero fedora y unos zapatos de piel, su pantalón beige combinaba a la perfección con la bufanda que tapaba por completo el cuello, su cabello estaba cubierto por el sombrero pero ya lucía de mayor edad, <<casi unos setenta años>>, pensó TaeHyung.

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Gems
FanficJeon YongSun, un hombre que se dedica a la joyería, encuentra a Kim TaeHyung. Un chico solitario que no pudo vivir más luego de huir de casa. YongSun le da alojamiento y le enseña sobre lo que sabe hacer de su trabajo. Sólo que hay un detalle: no vi...