1

3.5K 324 67
                                    

Ahora mismo sentía demasiada frustración. Más que eso, sentía traición. Traición de la persona que no creyó que lo hiciera, pero para sus adentros, la parte razonable de él. Lo sabía.

Alguien que podría ver como su igual, alguien que pasó por la misma soledad que él. Ahora mismo tuvo que dejar a sus amigos con pezar contra los bastardos de la serpiente. El simple hecho de pensar en esa cosa lograba que su estómago se removiera con asco. Orochimaru era una mancha que necesitaba desaparecer de este planeta. No podía tenerla.

Ella no podía irse con esa cosa. Pero lentamente esa idea iba desapareciendo, el golpe final fue un chidori en su pecho.

En ese momento su mente se apagó, la electricidad quemaba su espalda, además de que sentía un dolor que jamás había sentido antes.

La miro a los ojos, su penetrante mirada se clavó en aquellos ojos rojos que giraban peligrosamente. Al principio creyó que la influencia de Orochimaru nublaba la mente de Satsuki, pero al ver esos ojos. Supo que ella misma estaba haciendo esto.

No Orochimaru

No marca de maldición.

Solamente Satsuki Uchiha.

No había vuelta atrás, los recuerdos que pasó junto al equipo Siete lentamente iban desapareciendo, como si fuera quemada por unas llamas lentamente.

Cada golpe que conectaba, era un recuerdo precioso que desapareció. Técnicas iban y venían. No había nada más que solamente odio en esa lucha, no más Konoha, no más equipo siete, no más amistad. Solamente el intento de asesinar al otro.

Naruto no iba a morir, no a manos de una traidor. No a manos de ella. De todas las personas, ella jamás iba a asesinarlo, se aseguraría de eso. Ella no tendría ese privilegio.

Estaban llegando al Clímax, él lo sentía en su cuerpo. Las heridas habían cerrado totalmente gracias al zorro. Su mirada estaba fija en la chica que concidero su igual. Pero eso había quedado atrás, no era diferente a un monstruo a sus ojos, no era diferente a Orochimaru.

En su mano apareció un Rasengan, era la primera vez que lograba aquello sin la ayuda de un clon, se habría dado una palmada si no estuviera apunto de asesinar a su mejor amiga. Lentamente el chakra repulsivo del zorro influenció su propio chakra y cambió a uno más oscuro, más corrosivo.

No dudo en saltar, Satsuki igualo su velocidad. Ambos estaban uno frente al otro.

-

No estaba pasando por su mejores momentos, aceptar ser un profesor para guiar a la nueva generación era algo que no tenía planeado en su juventud. Ahora mismo simplemente iba a patrullar hasta que finalmente dejara todo eso para guiar a los nuevos héroes.

Suspiro tras suspiro pasó esa noche, en verdad. No tenía nada mejor que hacer. Miro las oscuras calles de Tokio. Hoy no había mucha actividad criminal, pero aún faltaban un par de horas para que su patrullaje finalizara.

Podía tomarse un momento y pensar si fue una buena idea aceptar ser profesor de U. A. Tal vez pensara mejor las cosas ahora que no había nadie quien lo presionara.

Entonces fue cuando pudo ver algo caer, frunció el ceño. Agudizando su vista, era algo naranja. Entonces pudo notar como aquella cosa naranja tenía brazos y piernas. Sus ojos se abrieron, estaba bastante lejos. Era imposible que lo atrapara a tiempo. Pero aun así hizo el intento.

Corrió entre los techos. Saltando y saltando, pero aun así lo miro caer tres edificios por delante de él, maldición su incompetencia salto hacia el lugar. Estaba preparado para ver lo peor. No sabía si era una persona adulta o no, pero preferiría que fuera un adulto, así no miraría el cuerpo de un niño o lo que quedase de un cuerpo.

Cuento de Héroes y VillanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora