Julián había llegado al Manchester City hace ya casi dos temporadas, y aunque ahora consideraba que estaba bastante bien adaptado no siempre había sido así.
Cuando llegó, directamente desde Sudamérica y con un nivel de inglés que dejaba bastante que desear, supo que las cosas no iban a ser fáciles. Más aún teniendo en cuenta que venía de ser el niño mimado de River y ahora era presentado por los medios prácticamente como "el suplente de Haaland".
Pero Julián a pesar de su personalidad introvertida y característica timidez no es de las personas que se rinden ante la adversidad, es un chico decidido y dedicado que lucha hasta las últimas consecuencias para alcanzar sus metas.
Y vaya que las logra.
De chiquito soñaba con jugar en River Plate y lo consiguió, soñaba con jugar al lado de Messi y lo consiguió, soñaba con ganar un mundial y, contra todo pronóstico, lo logró también. Hoy, a sus cortos 24 años había ganado todo lo que un futbolista podía soñar con ganar en su carrera, Torneo Argentino, Copa Libertadores, Premier League, FA Cup, Champions League, Mundial de Clubes, Copa América, Copa del Mundo.
Todo menos esa mugrosa Community Shield, pero ya la ganaría, no se le iba a escapar.
Pero volviendo al tema, le había costado bastante adaptarse, el había tomado clases de inglés si, y en su cabeza lo hablaba bastante bien, sin embargo al momento en que las palabras tenian que salír de su boca su cerebro se volvía puré y su pronunciación no mejoraba a la de Carlos Tevez.
It's very difficult no?
Eso sumado al acento británico, que era tan encantador como inentendible, y a su personalidad uraña le dificultaba bastante entablar relación con sus compañeros no hispanos e incluso con los hispanos en un principio. Sin embargo tuvo la suerte de caer en un grupo bastante unido y con buena predisposición que lo ayudó a sentirse cada vez más cómodo en el equipo, tanto dentro como fuera de la cancha.
Sus compañeros lo adoraban al punto en que se podía decir que varios de ellos tenían cierta debilidad por el castaño de rulitos. Siempre estaban al pendiente de Julián, lo cuidaban, lo consentian y hasta incluso llegaban medio a competir por su atención. ¿Pero quien podía culparlos? El argentino era adorable sin siquiera proponerselo, cualquiera querría tenerlo para sí mismo.
Es así que tenía una dinámica bastante particular respecto a la relación con cada uno de ellos. ¿Acaso estaba mal si se dejaba querer un poco?
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Juli y Erling habían llegado al club al mismo tiempo, el noruego como la próxima superestrella del equipo, el posible mejor nueve del mundo, y el argentino como un excelente jugador de equipo, que aunque fuera delantero se podía desempeñar en distintos roles con éxito. El hecho de que ambos jugarán en la misma posición podría haber generado cierta competencia malsana o algún tipo de rivalidad entre ambos, pero la realidad es que fue todo lo contrario. Se entendían muy bien dentro del campo, logrando con el tiempo poder acoplarse juntos en el 11 titular, y fuera del mismo se entendían aún más.