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¿Cómo se supone que veas solamente como un amigo a alguien que te ha gustado desde el primer momento?. Era algo que pasaba por la cabeza de Luna cada que recordaba que con Felipe no sería más que una amiga, y lo entendía, pues uno no no decide de quien se enamora.
Luna siempre había sentido una conexión especial con Felipe desde el momento en que lo conoció en la secundaria. Su risa contagiosa y su gentileza la cautivaron desde el principio. Sin embargo, cuando finalmente reunió el coraje para confesarle sus sentimientos, Felipe le dijo que la veía solo como una amiga. Luna se esforzó por aceptarlo, pero era difícil ignorar la chispa que sentía cada vez que estaba cerca de él. A medida que pasaba el tiempo, Luna luchaba por encontrar un equilibrio entre su deseo de mantener su amistad con Felipe y su corazón que anhelaba algo más. Eventualmente, Luna se dio cuenta de que aunque no podía controlar sus sentimientos, podía controlar cómo los manejaba. Decidió valorar la amistad de Felipe y disfrutar de su compañía sin esperar nada más. Con el tiempo, Luna encontró la paz en su corazón y se dio cuenta de que, a veces, el amor toma formas inesperadas, incluso si no es como uno lo imaginaba.
Después de un tiempo, Luna finalmente logró dejar de ver a Felipe de manera romántica y se sintió en paz consigo misma. Fue entonces cuando Felipe, con una mirada llena de sinceridad, le confesó que siempre la había visto de una manera diferente, pero que no quería arruinar su amistad al admitirlo antes. Luna se sorprendió al escuchar sus palabras y se sintió abrumada por la alegría al descubrir que quizás había una posibilidad para ellos después de todo. A partir de ese momento, su relación tomó un nuevo rumbo, uno en el que la amistad se entrelazaba con el amor de una manera hermosa y genuina.
Pero, ¿Por qué Felipe había decidido arruinar la paz que había entre Luna y él después de ese entendido? ¿Por qué aún sabiendo que le costó aceptarlo decidió arruinar todo?
Felipe sentía por Luna algo más profundo que una simple amistad. Desde el momento en que la conoció, admiraba su dulzura, su inteligencia y su forma única de ver el mundo. A medida que su amistad crecía, Felipe comenzó a darse cuenta de que sus sentimientos hacia Luna iban más allá de la amistad; se encontraba profundamente enamorado de ella. Sin embargo, por miedo a arruinar su relación, decidió guardar sus sentimientos en secreto, hasta que finalmente tuvo el coraje de confesarle la verdad cuando Luna dejó de verlo de manera romántica.
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