Prólogo

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Razona sobre tus problemas al intentar crear un vínculo.

Dio todo lo posible; ¿por qué justo un día antes de su primer aniversario?

Obsequios que había comprado para dicho día especial fueron arrojados en el cesto de basura antes de tomar el paraguas de la entrada y salir apresurado a la casa de su pareja, importándole poco la tormenta o el hecho de haber olvidado un suéter.

Era evidente el amor incondicional que sentía hacia Taehyung, un amor mutuo capaz de haberlos mantenido por tanto tiempo esforzándose. Claro, tenían rastros de deslices como cualquier relación común, especialmente por parte del pelirrojo quien sufría de constantes inseguridades.

Jungkook se cegaba tanto por su sentir que se jactaba de ser un príncipe salvador cuando realmente nunca supo como lidiar con cada inseguridad de Taehyung. Podía apaciguar la tormenta, pero los truenos permanecían y uno de ellos acabó con la resistencia del rubio.

–Te pedí que no vieras. No quiero hacer las cosas más difíciles para ambos. —pese a sus palabras, retrocedió para dejar entrar a Jungkook.

–¿Dejarás ir todo como si nada? ¡un año, Taehyung! —recriminó con total dolor.— ¡mañana cumpliríamos un año!

–¡Lo sé! Pero no puedo seguir pretendiendo ser estable en un lugar que ya no me pertenece.

–¿En qué fallé, Taehyung? —el paraguas cayó sobre la alfombra; total, ya estaba húmeda con todas las gotas que se desprendían de él.

Sus manos frías crearon un choque eléctrico con las mejillas calientes de Taehyung. Lo obligó a sostenerle la mirada, aun si eso significaba lastimarse al no encontrar la adoración que siempre hubo en las pupilas ajenas.

Sería ridículo convencerse ya no sentir nada por Jungkook. Incluso cuando sintió no merecerlo, él le ofreció todo con tal de mantenerlo satisfecho. Por ello no vio justo seguir ilucionándolo con una mirada de amor o con corresponder el beso que intentó darle al acercarlo a su rostro.

Fue su culpa. Fue su culpa no haberle advertido el manojo de desastre que era.

–Basta, Jungkook. Hago esto porque te quiero y no me imagino lastimándote.

–Lo estás haciendo ahora mismo. —sus manos cayeron a cada lado de él cuando Taehyung tomó distancia de estas.— Sabes que no tengo problema con tus inseguridades. Puedo con ello, siempre he podido.

–No, no es así. Agradezco que lo hayas intentando, pero si yo no he acabado con ellas ¿por qué tú lo harías? Prefiero acabar con esto antes de empeorar todo.

–Para ti es fácil decirlo y hacerlo, ¿y qué hay de mí? Intento confortarme con tu "te quiero y por eso no quiero lastimarte".

–Estás herido ahora mismo, por ende no puedes pensar más en que estoy siendo idiota con tus sentimientos. Podemos aclarar las cosas cuando estés más tranquilo y comprendas porque decidí esto.

Los segundos que dedicó a recoger el paraguas pensó en cada momento juntos, intentó buscar alguna brecha detonante para su final tan amargo e intentar arreglarlo.

No encontró.

Quizá para Taehyung fue monótono el amor dado cada día, ahora necesitaba algo nuevo, un respiro. ¿Y él? Él tendría que arreglárselas solo para lidiar con pensamientos, razones y demás.

El rubio abrió la puerta, invitándolo a dar por finalizado todo.

–Taehyung, no hagas esto, no actúes como si nada.

–Cuando tengamos la mente despejada hablaremos bien, Jungkook. Cuídate. —en cuanto salió de la casa, la puerta se cerró detrás de él.

El frío no tardó en calar sus huesos. Con cada músculo tenso gracias a la ropa mojada pegándose a él supo que definitivamente no llegaría estable a su casa.

A pocas cuadras vivía su mejor amigo, Hoseok. Un buen sermón se iba a llevar por haberse salido así, mas tendría a alguien para consolarlo después de un desdichado momento.

Poca importancia le daba a todo el esfuerzo que dio por su relación, estaba más afectado por darse cuenta que en realidad jamás supo lo que había dentro de la cabeza de Taehyung y que este no le dio permiso a descubrirlo.

El rubio era reservado, una persona cuya se jactaba la fachada de ser independiente. Jungkook en cambio padecía complejo de salvador, creándose la mentira de poder lidiar con los problemas de Taehyung.

Tarde o temprano iban a colisionar, cosa que Jeon no quiso ver y Kim lo esperaba sin más, creyendo ser la solución.

–¿¡Por qué vienes todo mojado!? Ni siquiera tienes suéter. Anda, pasa rápido.

Una simple ruptura involucraría un tercero.


¡Tengan buen día!
Iván T.

¿Por qué yo no? 《JungHope》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora