El mismo día en el que Budo había estado en casa de Taro pensó en estar solos, aunque estaba Hanako, a el no le molestaba su presencia pero hubiera querido estar un poco más a solas con el. Aunque tristemente no se dió.
Mientras que Budo llegaba a su casa se le ocurrían maneras para poder estar los dos sin nadie que los interrumpan....
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Ya había llegado el jueves y Budo se acercó al casillero de Taro para darle una carta, para así poder recrear la idea que tenía desde la noche. Y aunque Taro no lo supiera su pareja ya tenía todo planeado, o algo así...
Todos los estudiantes se encontraban en su rutina diaria de todos lo días, algunos aprovechaban y entrenaban, otros tocaban gitarras o conspiraban. Todos aprovechaban al máximo su tiempo, menos Taro, el cuál siempre se la pasaba leyendo en la fuente, al menos para Budo era un poco aburrido ya que solía acompañarlo a leer.Mientras que Taro se dirigía hacía el club de su novio no pudo evitar notar a una chico saliendo del lugar, no podía recordar muy bien su apariencia, solo sabía que pertenecía al club de ocultismo por su color de vestimenta.
—¿Budo...?– Se preguntaba para si mismo en voz alta mientras abría.
—¡Taro!, pasa tranquilo–.
Aquel chico al voltearse se encontró con Budo, aunque esté parecía que se estaba acomodando su kimono de karate.
—¿Quién era ese chico–.
Antes de que su novio se acercara para que le diese un abrazo se freno, ya que se le hizo extraño la manera en la que le pregunto.
—Es un amigo mio del club del ocultismo, venía a preguntar algo, ¿Por que?–.
—No por nada, solo que es la primera vez que lo veo–.
—Oh, ya veo–.
Era más que notorio que se sentía un poco de tensión e incomodidad en aquel cuarto hasta que Taro decidió irse, se sentía mal por alguna extraña razón, algo malo se le vino a la cabeza al ver al chico salir y al mismo tiempo a Budo poniéndose su kimono, no era algo bueno, según el.
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Las clases pasaban rápido y en el horario de almuerzo Budo espero a Taro en el lugar de siempre, pero al ver que iba a tardar decidió empezar a comer, tal vez se habra enojado con el y no quiso ir, pero eso le sonaba estúpido.
La mayoría del día estuvieron alejados hasta la hora de salida, ahí Budo estuvo seguro de que iba a llegar.—¿Budo Masuta?– Sin previo aviso llego una chica peli-naranja.
—Oh, ¿Que necesitas?–.
—Solo quería de asegurarme de algo, ¿Realmente sales con Taro?–.
—¿Cómo lo sa-?, Bueno, si, ¿Por que la pregunta–.
—Musume..., Solo queria que sepas de que si le llegas a hacer algo, lo lamentaras por el resto de tu vida, ¿¡Escuchaste Budo Masuta!?–.
Antes de que Osana le apuntara con el dedo y le dijiera mil cosas más, Raibaru interfirió llevándosela de la mano mientras que la otra hacía un pequeño berrinche.
A Budo lo descolocó un poco eso pero decidió ignorarlo e ir a ver si Taro se encontraba cerca.
Para su suerte era así, se estaba cambiando de zapatos mientras hablaba con Shin, se le veía bastante alegre así que decidió esperar a que dejasen de hablar para poder irse.