Venganza estilo STEREK

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Era una tarde tranquila en Beacon Hills, y Derek estaba disfrutando de su tiempo a solas en su loft. No había enemigos acechando ni humanos en peligro, y especialmente no había adolescentes los dilemas sobrenaturales llamando a su puerta para que resolviera cualquier problema que tenían. Casi no recordaba cuándo fue la última vez que tuvo tiempo para simplemente relajarse y sentarse a leer mientras bebía café recién hecho. Era agradable no ser niñero o los refuerzos por al menos un día. Si esto no cambiaba para el anochecer, probablemente se daría el gusto de pasear por la reserva.

Se levantó del sillón en el que había estado sentado las últimas seis horas para poder servirse una nueva taza de café, cuando el ruido de un puño golpeando contra su puerta lo hizo detenerse.

Debió saber que su paz y tranquilidad no duraría por siempre.

Dejando la taza sobre una mesa dio unos pasos hacia la entrada y enfocó su oído para intentar averiguar quién era sin tener que abrir, y tras unos segundos de tensión, por el modo en que respiraba, el ritmo ya familiar de sus latidos, el cómo brincaba cambiando de pie con cada brinco y el ligero olor a ansiedad, supo que se trataba de Stiles.

Por supuesto. Si alguien podía encontrar un motivo para venir a molestarlo en su día libre, ese era el humano hiperactivo de la manada. Soltando un largo suspiro cansado avanzó los últimos pasos hacia la puerta y la abrió, y el adolescente tras ella quedó con el puño suspendido en el aire a medio camino de volver a tocar.

—Oh. Hola, Derek.— saludó Stiles ligeramente sorprendido al ver a Derek, sonriendo con inocencia ante la expresión seria e irritada del otro.

—¿Qué haces aquí?

—Necesito usar tu baño.— respondió volviendo a dar pequeños brincos en su lugar— El mío se averió y no tuve tiempo de ir en la escuela. Por favor.

Derek lo miró detenidamente por algunos segundos, simplemente en silencio y realmente no queriendo tener al humano con él en ese momento, pero lo pensó mejor al considerar que cuanto antes lo ayude con lo que necesita, más pronto se irá.

—Abre la ventana cuando termines.— le indicó haciéndose a un lado para dejarlo pasar, y Stiles no perdió el tiempo en correr dentro del piso y dejar caer su mochila a medio camino.

—¡Sólo es pipí!— exclamó el humano desapareciendo en una esquina del loft donde el baño se escondía.

—No me interesa.— dijo Derek cerrando la puerta, y con un suspiro de irritación recogió la mochila abandonada en el suelo y la puso sobre el sofá. Con eso listo y su invitado inoportuno ocupado en sus propios asuntos, volvió a su anterior tarea al tomar la taza de la mesa e ir a la cocina para servirse más café.

Pocos minutos después y cuando ya estaba sentado nuevamente con un libro en las manos, Stiles regresó del baño secándose las manos en sus pantalones y con una expresión de alivio en el rostro.

—¡Gracias! De verdad no tenía ganas de orinarme en los pantalones hoy. No te preocupes, dejé todo limpio.

—Bien. Ahora vete.— respondió el mayor sin levantar la vista de su lectura.

—De hecho, estaba pensando...— dice el adolescente acercándose un par de pasos hacia él con sus manos entrelazadas al frente, llamando la atención del lobo— ¿Puedo quedarme aquí? Todos están ocupados hoy y mi papá no estará en casa hasta mañana al medio día, y la verdad no me gustaría estar ahí solo esta noche.

Hubo un silencio de algunos minutos luego de eso, en los que la ansiedad y expectación de Stiles estuvo por las nubes, y a cada segundo en que Derek permanecía callado y sin mirarlo, esa expectación se fue transformando en desilusión y la aceptación ante el hecho de que el silencio significaba que debía irse. De ese modo suspiró desganado y se acercó al sofá para tomar su mochila.

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