Problemas de Celos

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Teatro Afton.

Annabelle entra en el escenario. 

Annabelle: ¡Bienvenido a todos los lectores otra vez! —Hace reverencia —. ¿Qué tal les parece la obra? ¿Qué esperan que pase o qué creen que va a pasar? Pues déjenme decirles que aún tenemos mucho camino que recorrer y muchas cosas que vivir, sufrir, amar y llorar. Sobre todo Lynn quien aun tiene mucho que sufrir, digo, atravesar en su aventura.

Pasado en la casa Loud.

Rita: Aww, que lindo se ve Lincoln tomando su primer baño en la tina de la casa —comentaba con gran alegría.

Lynn Padre: ¡Sonríe! —Toma foto —. Este será un buen recuerdo de nuestro pequeño. 

Lynn: ¿¡Quieres aprender como convertir la tina en un jacuzzi!?

Lincoln asiente.

Rita: No cariño, no hagas eso, lo que necesitamos es que ambos estén limpios para el primer recital de música de Luna. —Ve las burbujas salir con Lincoln y Lynn riéndose mientras chapoteaban —. Bueno, unos minutos de juegos en el baño no lastiman a nadie

Presente casa de Lynn.

Lynn: No te preocupes Lincoln, no pasa nada. Tienes suerte de que sea tu vecina, puedes usar mi ducha tanto como deseas mientras reparan tus cañerías y tubos.

Lincoln: Muchas gracias Lynn, eres una salvavidas.

Lynn: No lo olvides, soy la mejor. —dijo con falsa humildad.

Lincoln: Si sigues así serás igual que Lola.

El albino entra al baño del cuarto de Lynn para bañarse sin problema. La deportista se ofrece con lavar la ropa de su hermano con la excusa de seguir ayudarlo, todo gracias a que ella le pidió consejos a Lana para manipular estratégicamente las tuberías de la casa de Lincoln para obligarlo de forma sutil a que se duchara y dejara la ropa con su olor en poder de ella. 

Lynn repaso cada detalle la situación, Lacy estudiaba física, eso le daba al menos una hora de privacidad sin interrupciones, al menos que ella se rindiera, tuviera sed o ganas de ir al baño. Pero como Lynn prometió una ronda de beisbol por terminar la tarea, tal vez Lacy se quedaría dos horas sin interrupciones. Miro las ventanas para asegurarse de que su vecina chismosa no estuviera cerca para inventar otro rumor loco sobre ella, se aseguró de que el agua de la ducha estuviera sonando para que Lincoln tampoco lo interrumpiera. Agradecía no haber botado esos boquitoquis infantiles cuando Lacy era bebé para poder espiar a su hermano.

Lynn: Por fin algo de privacidad. —Se dispuso a oler la camisa —. No hay duda, huele a él. 

Lynn seguía olfateando dejando que gran parte de la esencia del albino invadiera sus fosas nasales y recorriera por todo su ser, no parecía avergonzada ni apenada, solo se sentía feliz y más tranquila que nunca, como si la camisa fuera una especie de droga que la ayudara a encontrar su lugar feliz. Sin darse cuenta ella comenzaba a frotarse con su mano derecha sus partes íntimas sintiendo un ardor y deseo crecer dentro de ella, necesitaba sentir otra vez a Lincoln dentro de ella.

Lacy: ¡Mamá, necesito buscar mi libro en tu cuarto!

Lynn: ¡Puedes esperar cariño, estoy un poco, ah... ocupada!

Lacy: ¡No puedo, si quiero resolver esto o al menos tener una idea, necesito el libro! ¡Lo dejé en tu cuarto, pero no quiero molestar al tío!

Lynn: Diablos. ¡Voy!

Lynn camina hacia su cuarto para buscar el libro de su hija lo antes posible, así para regresar a sus asuntos. Al entrar se encuentra a Lincoln desnudo a punto de colocarse unos calzoncillos parecidos a su trusa de la victoria. El pobre reacciona aterrado tapando sus vergüenzas pidiendo a Lynn que cerrara la puerta, ella obedece cerrando la puerta detrás de ella y con seguro de forma discreta.

El secreto de LynnWhere stories live. Discover now