TW!: mención de temas sensibles como el alcohol.
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- Alec y Yul, ¿Quién se lo esperaría? Dos chicos que se conocieron en el famoso reality show "Campamento desventura" y se enamoraron profundamente. Pero algo iba mal en esa relación...
Y esto comienza como siempre... Un escenario del pelimarrón bebiendo para ahogar sus penas mientras estaba sentado en el sofá, solo que esta vez el coreano estaba sentado a su lado. Tenía su cabeza apoyada en el hombro del mayor mientras que él acariciaba su negro y suave cabello.
El británico estaba ya bastante borracho y el pelinegro estaba allí para que no pasara lo mismo que hace unos días cuando él estaba trabajando.
— Alec... — dijo en voz baja mientras le miraba de reojo — Creo que es hora de que dejes de beber...
Miró al contrario con algo de nervios mientras sus manos temblaban. El mayor giró la mirada para ver a Yul a los ojos con una mirada de molestia. Pero sorprendentemente le hizo caso... Dejó la botella en la mesilla y le dio un pequeño abrazo al contrario.
— O-oh... No pensé que me harías caso... — Dijo mirándole a los ojos con algo de sorpresa. De todas formas, el contrario ya estaba medio dormido debido al cansancio que el tomar alcohol le daba.
— Yul... — Dijo el mayor, en un pequeño susurro.
— ¿Si, cariño?... — El pelinegro acariciaba su cabello como lo hacía antes el mayor con él.
— Te amo... — Dijo el pelimarrón, por su voz de notaba lo borracho que estaba.
— Yo también, mi vida... Pero desearía que dijeras eso sin estar borracho... — El menor dijo esto último en un pequeño susurro, con un tono algo triste.
Miró al mayor y ya se encontraba plácidamente dormido. Con una pequeña sonrisa, besó su frente y siguió acariciando su largo cabello.
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—— 10:00 pm ——
El mismo día, solo que en la noche.
El pelinegro se encontraba haciendo la cena, eran spaghettis con salsa de tomate, la comida favorita del mayor. Había que admitir que el chico cocinaba bastante bien... Pero la clave de su deliciosa comida era el amor que le ponía. Sobre todo si era para su esposo, aunque casi siempre lo tirara a la basura o al suelo y se burlara de su complexión flaca...
El coreano terminó de cocinar y con un pequeño suspiro, dejó el plato en la mesa. Había hecho la cantidad necesaria para una persona.
Fue a la habitación que compartía con su amado y tocó la puerta.
— Alec... La cena está lista. — Dijo el coreano con algo de cansancio, pues aunque cocinara muy bien, le agotaba físicamente.
— Voy. — El mayor estaba terminando un libro que había empezado hace unos días, escrito por escritora del momento, Lake Müller.
Cuando terminó, bajó a la cocina y vio la deliciosa comida en la mesa. Se sentó en frente del contrario y le miró a los ojos, sonriendo levemente.
— Gracias... — Dijo el mayor con una sonrisa. ¿Acaso le había agradecido por hacerle de comer después de tanto tiempo?...
— Y-yo... — El menor se quedó perplejo... Y un pequeño sonrojo apareció en su cara— De nada... — Dijo sonriendo levemente.
El mayor comió tranquilamente mientras el coreano le miraba, aún sonriendo. Cuando el británico se dio cuenta de esto, le sonrió de vuelta dulcemente.
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