Sennen Items

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Quiero compartir con ustedes está loca idea que llego a mi cabeza luego de haber visto el capítulo 13 de Yugi-oh! En japonés subespañol.

Yugi-oh! Ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Kazuki Takahashi, yo solo los uso para mis locas ideas.

Lo había hecho! Finalmente había podido completar aquel complejo rompecabezas que su abuelito le había regalado hace ya casi un año, le había costado mucho pero finalmente lo consiguió.

Sí. Él, Yugi Motou, finalmente había completado el legendario artículo egipcio, el Rompecabezas del Milenio.

Había sido una dura tarea, no, más que eso era un reto que se había auto impuesto y ahora estaba totalmente orgulloso de haberlo superado.

Para ser sincero Yugi debía admitir que poco tiempo después de haber empezado a armarlo, siguió haciéndolo, no por el hecho de haber depositado en él su mayor deseo -de tener amigos verdaderos- sino por la extraña pero agradable energía que sentía emanar de las piezas doradas cada vez más intensa. No le había comentado nada a su abuelo ni a su madre por el simple temor de que le quitaran su preciado tesoro... Porque en eso se había convertido el rompecabezas para él... En su más valioso y preciado tesoro.

Había notado también que cuando más solo y/o triste se sentía, era cuando más se le facilitaba el hallarle forma y unión a aquellas piezas. Y entre más iba juntando más sentía de aquella agradable energía, era como una acogedora calidez que le envolvía y se unía a su alma y corazón. Aquello le hacía sentirse menos solo, como si hubiera alguien al que le perteneciera esa agradable sensación y Yugi realmente anhelaba conocerle.

Hoy finalmente había unido lo que resultó ser una hermosa pirámide dorada. Tomó una cuerda y la pasó por un pequeño aro que había en la parte baja de aquella pirámide para poder usarla como colgante, le gustaba mucho y se aseguraría de usarlo todos los días.

Terminó de amarrarlo a tientas pues ya era muy tarde y el cansancio le nublaba la vista además de cargar con una somnolencia tremenda. Grande fue su sorpresa cuando notó que la acostumbra calidez ya no emanaba del artículo... Aun mayor fue su decepción, pero prefirió creer que simplemente era por todo el sueño que cargaba y que a la mañana siguiente su rompecabezas estaría igual que siempre. Sin más se dejó caer rendido en el escritorio sobre el que trabajaba usando los brazos como almohadas. Bostezó y sus bellos ojos morados se cerraron.

Sin que el pequeño de cabellera tricolor se percatase, una extraña presencia que lo estuvo vigilando los últimos minutos en una esquina de la habitación se acercó finalmente a él. La nueva figura, perturbadoramente similar a Yugi, analizó con sus rasgados ojos rojizos la delicada figura del menor.

Las orbes carmesí escudriñaron las infantiles y tiernas facciones del rostro de Yugi, la inocente forma en que la tierna boquita se abría en una perfecta 'O' para luego cerrarse y repetir el proceso, demostrando una suave respiración regular. Los ojos rasgados bajaron ahora por el blanco cuello, adornado con una correa oscura y el ser se llevó una mano a la que ocupaba su propio cuello. Pasó por los delicados hombros y el resto del menudo cuerpo notando como la lechosa piel se erizaba un poco, dedujo que a causa del frío, por lo que se dirigió primero a cerrar la ventana que daba justo al escritorio antes de tomar al chico en brazos.

Yugi inconscientemente aferró el rompecabezas en su mano, lo que plasmó una pequeña sonrisa en el de ojos rojos. El tricolor mayor se dirigió pausadamente a la cama, cuidando de que ningún movimiento despertara al pequeño entre sus brazos por lo que notó a la perfección cuando Yugi se acurrucó más en su pecho... Supuso que en busca de calor, del calor que ya no emanaba el rompecabezas... del calor que ahora emanaba él.

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