ᴏɴᴇ

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✧˖*°࿐

El agua fría impactó en su rostro, consiguiendo quitarle un poco del sueño pesado que estaba comenzando a consumirlo.

Se apoyó con ambos brazos en los bordes de la mesada donde se encontraban los lavamanos de aquel baño. Miró su reflejo y pudo ver como el cansancio se pasmaba notablemente en su expresión.

Su cabello rojizo estaba alborotado, apuntaba en todas direcciones, y aunque no lucía despeinado, lo sentía así. Unas pequeñas ojeras comenzaban a notarse debajo de sus ojos marrones, y la cara de culo que tenía podría espantar a cualquiera.

Esa misma noche habían conseguido ganar el último partido de la fase de grupos del Mundial Sub 20, lo que los había llevado a clasificar para los octavos de final. Después de una espectacular actuación en la que le ganaron por 5 a 0 al equipo neozelandés, consiguieron coronarse con la victoria.

Obviamente la alegría que los invadía era inmensa, y el festejo por la clasificación no se hizo esperar. Pero él pensaba que sería una celebración pequeña en el vestuario, como siempre. No se esperaba que la AFA decidiera organizar una cena con sus familias esa misma noche, con motivo de compartir la alegría del triunfo junto a ellos.

Era lindo el detalle, no lo negaba. Pero además de que no era muy fanático de las aglomeraciones y los lugares bulliciosos, estaba demasiado agotado. Creía firmemente que no había mejor celebración que cenar, ducharse y acostarse a dormir toda la horas que fuesen necesarias para que su cuerpo se recuperara del esfuerzo que había hecho en la cancha.

Así que ahí se encontraba, mojando su rostro con agua fría en un intento de mantenerse despierto por al menos unos minutos más. No quería despreciar el hecho de que sus padres estaban ahí, acompañándolo.

Se sobresaltó en su lugar al escuchar como alguien abría de manera abrupta la puerta del baño. Y se relajó un poco al ver que solo era Agustín.

Un sonrojo cubrió sus mejillas cuando el más alto le dedicó una sonrisa grande al notar su presencia, y luego lo vió dirigirse en dirección de los urinarios.

Giró su rostro de nuevo hacia el lavamanos, y fingió que se estaba lavando mientras intentaba dispersar los nervios repentinos que lo habían atacado.

Agustín...

Suspiró con fuerza. El chico que ahora era uno de sus mejores amigos, había sido motivos de muchos desastres en su cabeza durante los últimos días.

Es que, no lo entendía sinceramente.

Giay se mostraba muy afectivo y cercano a él. Eso no tendría que se un problema, porque el mayor había sido una de las pocas personas con las que consiguió conectar realmente durante el mundial, y habían tenido la oportunidad de conocerse mucho antes del mismo. La química en su relación había sido instantánea, y se llevaban de maravilla.

Pero aún así, había algo en la forma que tenía el santafesino de tratarlo, algo en cómo se relacionaba con él, que lo hacía dudar de que quisiera ser su amigo. Y aquello era una espina molesta en su zapato que no lo dejaba tranquilo.

No le costó nada, ni mucho tiempo tampoco, darse cuenta de que le gustaba el capitán. Su forma de ser tan atenta, cariñosa y amable, sumada a la personalidad extrovertida y confiada que tenía, consiguieron tenerlo suspirando con corazones en los ojos en un instante.

Escandalizarse por sus sentimientos era algo que ya no hacía, porque él ya sabía que le gustaban los hombres, desde hacía mucho tiempo.

Y así como enamorarse, fantasear con la posibilidad de ser correspondido por Agustín se había convertido en algo inevitable.

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⏰ Última actualización: Apr 30 ⏰

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𝑪𝒐𝒍𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂 - 𝑮𝒊𝒂𝒍𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora