Ecos del Corazon

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En el ocaso de sus días, cuando el sol dorado se despedía en el horizonte y las sombras de la noche comenzaban a danzar en el firmamento, ellos se encontraron una vez más. Sus manos arrugadas, sus cabellos plateados, pero el amor que sentían seguía siendo tan intenso como el primer día que se vieron en aquella librería de segunda mano.

Él, con la mirada serena y el corazón lleno de gratitud, le agradeció por haber sido su compañera de vida, por haberle regalado los mejores años de amor y felicidad. Ella, con la ternura de quien ha vivido una vida plena, le susurró palabras de cariño y admiración, recordándole que cada instante a su lado había sido un regalo del destino.

Entre sus manos entrelazadas, entre sus miradas cómplices y sus sonrisas compartidas, ellos recordaron juntos cada momento vivido, cada desafío superado, cada sueño cumplido. Y en medio de ese mar de recuerdos, encontraron la paz y la plenitud de saber que su amor había resistido el paso del tiempo, que había sobrevivido a las tormentas y había florecido como un jardín en primavera.

En ese último suspiro del día, en ese instante efímero donde el tiempo parecía detenerse para dar paso a la eternidad, ellos se despidieron con la certeza de que su amor perduraría más allá de la vida misma. Porque en los ecos del corazón, donde las palabras se desvanecen pero los sentimientos perduran para siempre, ellos encontraron la fuerza para decirse adiós, sabiendo que algún día se reencontrarían en un lugar donde el amor es eterno y los corazones son libres para amar sin límites ni barreras.

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⏰ Última actualización: Mar 14 ⏰

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