UNO

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Sergio siempre fue un chico plenamente extrovertido y trabajador, un chico tenaz y ambicioso por sus metas.

Era el mejor periodista de deportes que podía existir en la actualidad, si es que no era el mejor, por lo menos era uno de ellos incluso para su corto tiempo en el medio. Tenía solo 25 años cumpliría 26 el mes que venía, apenas su carrera despejaba, pero realmente era demasiado bueno en lo que hacía, tanto así que incluso antes de graduarse de la universidad, Checo ya contaba con experiencia en el campo, experiencia laboral plena que lo hizo ser parte de una empresa importante de periodismo.

Desde la preparatoria fue siempre su sueño ser un periodista deportivo, gracias a él, la prepa en la que estudiaba abrió un taller de comunicación donde se repartía un periódico bien hecho acerca de los acontecimientos de la universidad, él fue fundador del área de deportes que estaba casi abandonada; gracias a su excelente trabajo dando notas deportivas, fue como se les dio más impulso al equipo de fútbol y es por eso que llegaron a unas ligas importantes entre los campeonatos escolares de la ciudad; luego Sergio fue solicitado por otras escuelas para que sus notas rindieran buen trabajo como lo hacía en su escuela, pero él siempre fue fiel a sus amigos del equipo de fútbol, Fernando, su mejor amigo, era el capitán del equipo de fútbol y siempre fue fiel al equipo, le gustaba fotografiarlos, hablar de ellos, impulsándolos a ser grandes futbolistas, porque realmente se merecían serlo y era como un minimundo dentro de la escuela, Checo proyecto su futuro desde que tenía quince años, le encantaba pasar el día haciendo notas deportivas, comentando, haciendo objeciones, amaba pasar las tardes con su hermana viendo la fórmula uno, deseando un día cubrir notas acerca de aquella gran competencia de autos.

En la universidad fue lo mismo, sabía dónde ir directamente, la facultad de comunicación le abrió las puertas a un gran estudiante con excelente esfuerzo y largo historial académico, es por eso que comenzó a cubrir pequeñas notas, primero fueron sobre el equipo de rugby de la universidad, luego en baseball de segunda liga, donde conoció a su gran amigo Lance, quien ahora era considerado el mejor jugador de la ciudad, era una joya de chico, casi no hablaban mucho, pero cuando se requería de algo, Stroll siempre estaba presente. Sergio fue ganando contactos y rápidamente un puesto en el mundo del reportaje del deporte. Muchas veces se le pidió ser comentarista de deportes, esos que dicen hablan y critican los juegos, pero se negó rotundamente a ese trabajo, eso no era lo suyo, lo suyo era, más que nada, escribir notas acerca de los acontecimientos deportivos, críticas, chistes, halagos y demás; escribir, escribir, escribir era la meta, no escribía poesía, las figuras retóricas nunca fueron lo suyo, tampoco escribió narrativa, nunca recordó los datos de los personajes, la fantasía no era lo suyo.

Aunque su sueño siempre fueron las carreras, el deporte de autos era su mayor sueño, deseaba ver la adrenalina que se vivía, el momento en el que la velocidad controlaba y los autos rugían, era maravilloso; el problema es que por más que se hubiera preparado y postulado para cubrir aquellas notas, nunca, nunca llegaban a sus manos, el trabajo de sus sueños no llegaba a tocar su puerta, no lo hizo en la universidad, pues las carreras no eran algo que cubriera la prestigiosa escuela y tampoco lo hizo en el trabajo, pues ahora que trabajaba en una gran empresa de comunicaciones, una empresa que cubría todo tipo de deportes, incluso el área de fórmula 1, a él aún no le tocaba nada de eso, pero tenía fe de que un día lo haría. Hace tres años que entró a trabajar en ese lugar, a principio fue jodidamente difícil, a penas si cubría alguna nota, usualmente su trabajo comenzó repartiendo cafés, a pesar de que su trabajo no iba a nada de eso, él era un reportero, no repartidor de bebidas, pero resistió, lo que Sergio tenía es que era demasiado tenaz, terco y aventurero, cuándo quería algo nunca paraba hasta encontrarlo.

Cubrió su primer nota en la empresa cuando llevaba tres meses trabajando, una competencia de esgrima, sus compañeros no querían cumplirla, nadie quería hacerlo. "¿Quién carajos ve esgrima?" Dijo uno de ellos "no ganaremos nada, nuestro equipo nacional siempre pierde, además, es un deporte aburrido" comentó otro. El pelinegro les repartía café cuando escucho qué absolutamente nadie quería aquella nota. Genial, con esto conseguiría algo con que trabajar, así que dejó los cafés en la mesa, diciendo a todos que tomarán el suyo si es que tanto lo querían y entonces comenzó a caminar seguro hasta la puerta de su jefe, dio dos toques y luego cuando le dieron luz verde para entrar, paso.

Corredor rápido [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora