Cuarto Capítulo

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Dentro del palacio, más precisamente en una zona amplia con algo de flores, vegetación y un estanque, se encontraban dos jóvenes príncipes. Ambos caminaban uno al lado del otro, en silencio. Xie Lian sostenía un libro en su mano, mientras que Lang Qian Qiu tenía sus brazos y manos en su espalda baja, luciendo serio pero también nervioso.

Y no era para menos. Tras dos meses de conocerse y empezar con el ritual de cortejo, Xie Lian seguía sin dar algún indicio de que los cortejos hacia él habían funcionado.

Lang Qian Qiu, que había intentado todo lo que estaba a su alcance para cortejarlo, desde halagos, regalos y enfrentamientos amistosos con la espada, no se había rendido aún.

Y justo en ese momento, mientras caminaban por el jardín, al joven príncipe Alfa se le ocurrió una idea.

Impulsivo y apresurado, Lang Qian Qiu caminó hacia un pequeño pero basto cultivo de orquídeas que había cerca de ellos, dispuesto a tomar una para Xie Lian.

Sin embargo, cuando consiguió la flor y se la entregó Xie Lian, el Omega solo lo miró serio y suspiró.

—Lang Qian Qiu, no debiste hacer eso —dijo Xie Lian —Esas flores recién fueron regadas y no deben tomarse así como así. Debes aprender a ser más prudente y no hacer cosas antes de preguntar, ¿está bien?

Lang Qian Qiu, al oír esto, agachó la cabeza y los hombros, bastante desanimado.

—Perdóname, su alteza, no sabía sobre eso, no lo volveré a hacer.

Xie Lian dejó salir otro suspiro, colocando gentilmente su mano sobre el hombro del joven Alfa.

—Está bien, no te desanimes. De todas formas, no lo sabías.

—¿Hay algo que pueda hacer para remediar mi error?

Al ver lo ansioso y desanimado que se encontraba por su error, Xie Lian simplemente sonrió suavemente y negó con la cabeza.

—Con tal de que hayas reconocido tu error y no lo vuelvas hacer es más que suficiente. Ahora, si me permites, deseo volver a mis aposentos. Pronto será el turno del general Pei Ming.

Desde que inicio el ritual de cortejo, a ambos Alfas, Lang Qian Qiu y Pei Ming, se les pidió que permanecieran en el palacio, cada uno teniendo su propia habitación independiente y su respectivo turno para estar a solas con Xie Lian. Así, mientras más tiempo pasarán con su alteza, más fácil sería determinar a un 'ganador'.

Sin embargo, mientras más pasaba el tiempo, más difícil era saber quién sería el vencedor.

Después de decir sus últimas palabras, Xie Lian se dio la vuelta en dirección contraria y caminó hacia su habitación, dejando solo a Lang Qian Qiu.

Lang Qian Qiu dejó salir un gran suspiro cansado, mirando la flor que tenía en su mano.

—Lo he arruinado...

—Y en grande, principito Alfa.

Al momento de escuchar esa voz tan particular, Lang Qian Qiu levantó la mirada y frunció el ceño.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Acaso has visto todo?

—Oye, calmado, Alfa —dijo Qi Rong, levantando las manos —No te enojes conmigo por no saber cómo conquistar a mi querido primo príncipe heredero. No es mi culpa que seas tan idiota e impulsivo.

Lang Qian Qiu gruñó.

Desde su llegada e instalación en el palacio, Qi Rong se había mostrado bastante grosero, arrogante y poco amable con Lang Qian Qiu. Cada que tenía la oportunidad y estaba presente en el lugar, se burlaba de él y de sus intentos de cortejo, siendo varias veces regañado por Xie Lian.

Mariposas plateadas y pétalos de flores blancas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora