Pirata

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Me imagino una brisa de verano sobre mis párpados cerrados.
La madera del barco rompe las olas y el balanceo me obliga a sujetarme a alguna cuerda cercana.
Desde el mástil se distingue la fina línea entre el cielo y el mar.

Me imagino un día despejado con un sol brillante. 
Bajaría del mástil y me tumbaría en alguna hamaca. 
Mi piel de nivea se quemará pronto pero no puedo no aprovechar esta calidez en mi cuerpo. 

Navente no una dirección correcta, pues se crea al navegar. (o algo así era) 

Me imagino muchas cosas, demasiadas. 

Me despierto de un sobreslato de la hamaca. 
El pecho sube y baja frenético, la respiración se regula, una gota de sudor resbala sobre mi sien. 
Pero no es por el calor precisamente. 
De hecho ya no hay ni sol. 
Ya no hay brisa, se ha visto sustituida por una fuerte ráfaga de viento.
Un frío repentino se cuela por mis mangas y el cielo se llena de nubes grises que se unen en una sola. 

Rayos las atraviesan y me proclaman una amenaza. 
A lo lejos las olas se enfurecen y corren con fuerza hasta el barco. 

Dejo escapar un suspiro, se estaba mejor al sol. 
Pero no tengo tiempo de seguir imaginando, me arremango todavía más una smangas que de por sí ya son cortas y lanzo cuerdas sobre el palo mayor. 

El cielo truena, sabía que la tranquilidad no duraría mucho. 
En cierto modo disfruto un poco de estas tormentas. 

Un solitario pirata vs una tormenta en soledad.
Pinta interesante.

No hay tiempo que perder, me espera una peligrosa aventura.

Corto una de las cuerda y me eleva por los aires como en las peliculas.

¡Hizad velas!
¡Aseguren la mesana!

Un mar en calma nunca hizo a un marinero experto.

Una Noche CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora