Hera, la segunda hija Crono, una bella enigmática mujer de aspecto maduro, de cedoso cabello negro que caían libre, coronado por un laurel. La aun joven diosa caminaba tranquilamente y sin rumbo aparente entre la hierba del aparentemente Infinito prado qué rodeaba el Monte Olímpo, su nuevo hogar.
La tenue y fria luz proporcionada por Selene iluminó el pequeño sendero que se había formado en el prado, una muestra de las innumerables veces que ella había recorrido el lugar., siempre siguiendo la el mismo camino hasta la gran barrera qué delimito los dominios temporales de su panteón.
Las últimas 2 décadas después de qué derrotaron a su padre, y tomaran el control de su panteón habían sido un completo caos. Fiestas en celebración de su victoria, conflictos internos por algunos dominios, visitas diplomáticas de emisarios otros panteones, peleas con los emisarios de otros panteones, el restablecimiento del orden en sus dominios, Zeus, Poseídon y Hades repartiendose más dominós, Helios y sus interminables coqueteos, entre más cosas que simplemente la estresaron a más no poder.
Necesitaba urgentemente un descanso, y por el momento esta pequeña caminata era su único alivio.
Su camino se detuvo cuando su sendero terminó.
La barrera que los protegió se un ataque de los demás panteones estaba frente a ella, brillando con un tenue brillo dorado. 10 kilómetros alrededor del monte Olímpo, eso era lo único que controlaban, hasta llegar a un acuerdo con los demás panteones y reconociera la nueva jerarquía que los reguia.
A pesar de todo, su padre, y antiguo soberano de su panteón, había creado grandes vínculos con otros panteones, que no aceptaban qué ellos ahora gobernarán sus tierras, y no los Titanes.
No entendía mucho de esta "política" pero su madre, Selene, Hecate, y Océano, estaban tratando incansablemente de hacer que los demás panteones los reconozcan como nuevos soberanos, sin llevar esto a una guerra, a la cual claramente no estaban preparados.
Por más poderosos que sean, en especial Zeus, Hades y Poseídon, aún eran dioses jóvenes e inexpertos, una guerra panteónica estaba más allá de sus límites.